jueves, 28 de abril de 2022

Una mirada, una historia.

Me despierto de repente y a mi alrededor todo es desconocido. Estoy en una habitación blanca, minimalista, su único mobiliario es una cama, una mesilla y unos estantes con ropa y enseres de aseo.  Salgo a un pasillo y frente a mí un enorme ventanal. Parece verse a través de él una película del espacio, me acerco…  ¿Estoy en una nave rumbo a no sé qué galaxia?

 Empiezo a recorrer la nave. Un laberinto de pasillos blancos, luminosos, diáfanos. A uno de los lados del pasillo en cada laberinto hay grandes ventanales abiertos al exterior. Un espectáculo maravilloso, que te atrapa, el universo al alcance de la mano.

Llego a un pasillo estrecho más oscuro que conduce a una sala abierta, me acerco… una especie de motos esperan aparcadas en una gran sala nuevamente iluminada en exceso, y al fondo lo que parece ser la entrada/salida de la nave. Mis pies se quedan pegados al suelo. No parecen querer avanzar hacia ella. Aprieto los puños de las manos que cuelgan al final de mis brazos a lo largo de mis costados. Retrocedo sobre mis pasos, marcha atrás, sin poder apartar la mirada de la puerta y salgo del pasillo alejándome. Alterada. Creo. No sé.

¿Esto es un sueño o está pasándome de verdad?

Decido entrar en las habitaciones que habitan los pasillos. Aunque el no saber qué habrá dentro me crea una cierta desazón, ¿Qué pinto yo aquí? ¿Cómo he llegado?

Empiezo a entrar en las distintas habitaciones, todas numeradas, vacías, silenciosas, sin embargo nada más entrar en ellas como si de una realidad virtual se tratara, un juego ajeno a mí, empiezo a revivir un episodio familiar, con uno de hermanos, con mis padres, mis abuelos, tíos… Unas veces la historia la vivo y la siento como propia, algunas tan vivamente que me parece retroceder a ese momento. Otras habitaciones me hacen vivir episodios de mi infancia o juventud desde la vivencia de uno de mis hermanos. Son escenas que hemos vivido, que yo he compartido con ellos pero que las siento desde su perspectiva.

Es como abrir el baúl de los recuerdos, de las intimidades, de las alegrías, las tristezas, los celos, las envidias, los días bonitos, los días que quisieras olvidar… Voy conociendo y sintiendo como lo vivieron cada una de mis hermas y hermanos e incluso mi padre y mi madre. Por un rato, lo que tarde en salir de la habitación, estoy dentro de ellos y siento lo que ellos sintieron, yo observo imparcial, y sus emociones me invaden. Puedo entrar varias veces en la misma sala y la misma escena la viviré siendo una hermana o hermano diferente, o mi padre, o mi madre, o yo misma …

Empiezo a entrar y salir de unos habitáculos a otros, como si fuera un carrusel que gira y voy subiendo primero en el caballito, luego en el camión de bomberos, después en la olla… sin dejar que pare de girar y girar.

  Unas veces salgo llorando, otras rabiando, otras riendo… Descubro el lado desconocido de cada uno de ellos, me veo en mis peores momentos, y en los mejores… Descubro sus pasiones, sus miedos, sus recelos. Me descubro como víctima y como verdugo, igual que a ellos, y todos los entramados de nuestra vida juntos van deshilándose a medida que entro y salgo de puerta en puerta.

 

Entro en la última sala del día, ya estoy algo agotada anímicamente. Pero lo que allí veo no me lo esperaba. Mi madre yace en la cama del hospital, yo estoy con ella, con el traje EPI que me hicieron ponerme para dejarme verla, nos agarramos de las manos… salgo rápidamente de allí. No sé si quiero vivir con ella su final. Volver a sentir ese desgarro que en ella forzó la soledad. En todos y todas que la perdimos. No sé si quiero.

Corro hasta la sala de las motos, sin pensar, impulsivamente. Me monto en una de ellas y consigo que se ponga en marcha, no sé muy bien cómo, la puerta de salida se abre y salgo al espacio. A la inmensidad de un silencio luminoso. El traje que se te adhiere a la piel en cuanto montas a la nave, te cubre de pies a cabeza y te va insuflando oxígeno para respirar.

No sé, todo muy extraño. Este sueño empieza a cansarme. Quiero despertar. ¿Por qué es un sueño, verdad?

💔💔💔💔💔💔💔💔💔💔💔💔

Con este relato participo en el VadeReto de abril, propuesto desde el blog Acervo de Letras.

20 comentarios:

  1. Te felicito nos has echo viajar contigo esa especie de nave que son recuerdos de tu memoria, pero a la vez tienes una salida y es la moto espacial.
    Un abrazo y feliz resto de semana.

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  2. ¡Hola, Jose! Un relato sideral, en el que el espacio nos lleva a un viaje a nuestro interior, a una especie de comprensión universal de todo lo vivido y sentido en nuestra mundanal vida. Un estilo de historia que me recordó a Solaris en cuanto al contexto de un lugar muy lejano en el que asistimos a una odisea personal. Me encantó. Un abrazo!

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    1. Imagino que haces referencia a la novela de Stanisław Lem titulada
      "Solaris",Ahí me dejas con la intriga de su lectura. Me alegro que te gustara. Gracias por tu visita.Saludos.

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  3. una vivencia en la que estando despiertos, terminamos no estando seguros de que en realidad lo estemos.

    saludos.

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  4. Hola, Jose.
    Has trabajado la introducción magistralmente para mostrarnos, no el exterior, sino el interior del protagonista. Como si en lugar de estar dentro de una nave, estuviera dentro de sí mismo.
    Cada habitación, un compartimento dónde guarda un recuerdo bueno/malo, un sentimiento, una emoción. Además, queriendo escapar de ellos se precipita a pleno espacio con menos miedo que el de afrontar de nuevo los sufrimientos vividos.
    Como colofón, con la frase final, conviertes la fantasía en terror, por no saber si puede o no despertar. La peor pesadilla es la que se transforma en realidad.
    ¡Genial! 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
    Enhorabuena y gracias por tu relato.
    Un abrazo. 🤗😊👍🏼

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    1. Gracias, como siempre, por tu magnífico comentario. Saludos

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  5. Me encanto!!! Hasta el lector hace dudar si es un sueño o no 😨

    Saludos desde Plegarias en la Noche

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  6. Un gran relato, me encantó todo desde el principio al fin, pero ese final "increíble". Abrazos.

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  7. Que relato tan absorbente y bonito. Me ha gustado mucho. UN besito

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  8. ¡Hola!
    José, un gusto que te animes a escribir y además a compartirlo, ¡sigue adelante!

    ¡Nos seguimos leyendo!

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  9. Hola, JL. La sensación difusa entre sueño y realidad es algo que puede truncar nuestra cordura o incluso hacer maldecir a nuestra imaginación. Nos quedemos con uno u la otra siempre habrá algo que echemos en falta de lo otro. Saludos.

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    1. "Hacer maldecir a nuestra imaginación" me has hecho pensar con esa frase.
      Saludos

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