domingo, 30 de agosto de 2020

Mi único delito: tener más de ochenta


Aquella mañana el calor era abrasador. Los ruidos de las obras le taladraban los oídos y su única opción de aire puro era la terraza en la azotea. A pleno sol. A sus ochenta y cuatro años, pensó ella, quería poder decidir cómo vivir o morir. Salir a dar un paseo, sus piernas se lo reclamaban, y los besos de sus nietos, era todo lo que necesitaba. Cruzó los dedos y empezó a llamar a sus hijos. Solo ellos, ahora, tenían la llave  para su libertad. Perdiendo parte de la suya.

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Relato participante en el reto de escritura 5 líneas del blog de Adella Brac
A priori, escribir un microrelato con tres palabras dadas y de tan solo 5 líneas parece algo relativamente fácil. ¡Qué ingenua! 
¡Para cuándo me di cuenta, era demasiado tarde!
Lo que se empieza se acaba.
¿Participas?
¿Te resulta complicado cumplir el reto cada mes?


2 comentarios:

  1. Hola,
    Que bonito, tierno y melancólico.
    Expresas tanto en tan pocas palabras. Ojala y le contesten sus hijos.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Hola, gracias por tu visita. Lo están pasando mal las personas mayores en las residencias. Yo lo vivo en primera persona, con mi madre. Lo que más echan de menos, vernos, besarnos, abrazarnos.
      ¡Ójala que pronto lo consigan!
      Nos leemos

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