Tily es una ardillita pequeña y pispireta, que corre y salta de rama en rama. Por las tardes, al caer el sol se reune con su amigo Bily, el conejito, y se van en busca de rincones secretos y exóticas frutas.
Un día, Tily amaneció triste y decaída. Era el cumpleaños de Bily y no tenía nada que poder regalarle.
Había buscado, sin cesar, por todos los rincones del bosque, removiendo matorrales y setos, intentando encontrar una sorpresa que fuera lo más rara, lo más difícil de encontrar, lo más costoso de alcanzar. Pero lo difícil de encontrar no pudo hallarlo y lo costoso de alcanzar se le escapó de las manos.
Así que era el cumpleaños de Bily y ni siquiera había recogido la fruta más exótica y rara que poder regalarle ni había encontrado el rincón más maravilloso que poder juntos disfrutar. Se fue pues a su conejera a esperar, triste y decaída, igual que se levantara...
¡¡¡¡¡Pero qué desastre!!!
La madriguera de Bily parecía un trastero. ¡Qué desorden! Estaba todo tirado, revuelto, sucio...
Se puso a ordenar la conejera, intentando darse prisa para que estuviera arreglada cuado él volviera.
No le costó mucho. Era poco lo que había en la pequeña gazapera, así que, cuando Bily llegó el conejar relucía por los cuatro costados.
¡¡¡¡¡Qué contento se puso el conejito!!!
El día de su cumpleaños lo pasó enterito en su cubil.
¡¡¡Se estaba tan bien!!!
Y cada día, cuando intentaba no dejar nada fuera de lugar para que todo siguiera en orden, se acordaba de Tily, que había puesto todo su cariño para hacerle ese gran regalo.
(Escrito en 1989)
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Acabo de rescatar este cuento, escrito hace ya mucho tiempo, para participar en el VadeReto de octubre. J.A. Sánchez a través de su Blog Acervo de Letras (que si aún no lo conoces, ya estás tardando en cilcar en el enlace) nos propone cada mes un reto diferente, para ponernos a prueba con nosotros mismos. Después, si te paseas por los relatos de los participantes te darás cuenta las diferentes historias quesurgen a partir de una misma idea. Sorprendente. Igual que pueden sosprenderte cada una de la bitácoras de los participantes. ¡A mí me encantan!
Un cuento que has hecho bien en volverle a traer las buenas hay que saber disfrutarla varias veces.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Jose.
ResponderEliminarCada vez que leo un cuento similar, el Joselito de seis añitos sale de entre mis cahnes para disfrutarlo y gozarlo como en los viejos (ya lejanos) tiempos.
Esta preciosa fábula, que suelen ser etiquetadas erróneamente como infantiles, lleva inmerso muchos mensajes que los niños grandes sí podemos disfrutar: el valor de la amistad, la belleza del recuerdo, la dificultad de mantenerlo todo en orden, la mayor riqueza que es el amor frente a la posesión material, la libertad de vivir en la naturaleza, la afinidad y empatía entre seres diferentes... Y seguro que hay más cositas guardadas entre líneas.
Muchísimas gracias, maravillosa Cuentacuentos. Un gran regalo para este VadeReto cumpleañero.
Un Abrazo tipo Oso Meloso.
Un hermosa fábula que nos enseña que el mejor regalo es entregar nuestra compañía en cosas tan simples como, poner orden mientras el otro no está. No se necesita un regalo costoso ni comprado. El verdadero regalo es el amor y la amistad verdadera.
ResponderEliminarAbrazos
Hola Jose.
ResponderEliminarMe has llevado de la mano para que me sentara en la terraza y tomara una limonada, escuchando tu cuento, con moraleja y todo: El mayor regalo que uno puede hacer no es algo material, sino el amor que demuestras en hacer algo especial para esa persona... o animalito, o ser, tenga el aspecto que tenga.
¡Precioso cuento! Un gran abrazo. Marlen.
So wonderful to show us this tale. Very charming for October too! Awesome and sweet from 1989❤️
ResponderEliminara veces lo más sencillo es el regalo más valioso que se le puede dar a alguien. un buen relato.
ResponderEliminarsaludos.
¡Hola Jose! A veces el regalo más simple es lo que más necesita esa persona en ese momento concreto.
ResponderEliminarUn cuento muy bien narrado que creo que a todos nos lleva de inmediato a nuestra infancia, cuando alguien de nuestra familia nos leía estas fábulas o cuando empezábamos nosotros mismos a leerlas.
Un saludo.
Un cuento muy dulce con una gran enseñanza. Estupendo, Jose.
ResponderEliminarTily, y Bily, que bonita historia. Me encantó. Suerte. Un abrazo
ResponderEliminarUna fábula preciosa, con un gran mensaje sobre la amistad, me gustó mucho. Saludos.
ResponderEliminarMuy buen relato Jose,
ResponderEliminarMe ha parecido muy original utilizar esta "especie" de cuento infantil. Muy bien construido, felicidades.
Un saludo.
Te ha salido un delicioso cuento, con su moraleja y todo para esos niños desordenados que no quieren recoger sus juguetes. A los mayores también nos haría falta. Muy divertido.
ResponderEliminarFue escrito para adultos, pero vale tanto para unos como para otros.
EliminarSaludos
Hola Jose.
ResponderEliminarNo me he podido resistir. No conocía tu blog y en vez de entrar en lo último que has publicado, he venido directa a este cuento. Es muy bonito y muy útil para explicar a los niños la necesidad de recoger los juguetes antes de salir de la habitación, de la guardería, o donde quiera que jueguen. Así a la vuelta lo tienen todo despejado y listo para jugar otra vez.
Me gusta como escribes. Me veras más veces por aquí.
Buen domingo :-)
Encantada de tenerte en mi rincón preferido. Saludos
EliminarHola Jose, una preciosa fábula con una gran moraleja. Para contar a los niños (y no tan niños).
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Fue escrita para los no tan niños. Aunque se la suelo contar a mis alumnos/as de 10 años.
EliminarSaludos
Ohhh, qué cuento tan tierno!! Nos devuelve a la niñez!! Un abrazo, José.
ResponderEliminarSi, es un cuento con reminiscencias a la niñez. Saludos
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