Nuestro protagonista es un gorrión, un pequeño gorrioncito que vivía feliz y contento entre sus amigos, hasta que un día decidió ser gaviota.
Siempre había sido alegre y vivaracho, mirando hacia adelante con la cabeza bien alta; viendo primero el lado bueno de las cosas y acordándose lo menos posible de los malos momentos.
Pero un día, nuestro pequeño gorrión, viendo el vuelo suave y elegante de una gaviota quiso intentar llegar a ser como ellas; pensó subir hasta el sol, volando tan alto como sus fuerzas le permitieran, y arrancarle un rayito de luz.
Siguió siendo el mismo de todos los días, sin embargo sus amigos se daban cuenta que esta idea iba más allá de ser un tonto capricho.
Desde el árbol más alto del bosque, pasó largas horas observando las gaviotas; entrenaba todos sus ratos libres para conseguir un vuelo altivo y majestuoso. Incansable, día a día, volvía a intentar alcanzar el sol.
Poco a poco iba convirtiéndose en una obsesión contra la que no podía luchar.
Por más que lo intentó, un día se dio cuenta que no era más que un sueño que había intentado llevar a la realidad.
Una mañana que madrugó para irse a entrenar, al acercarse al río, vio en él su silueta reflejada, la miró y pensó:
- Para gorrión, ¡no estoy nada mal!
Y, desde aquel día, vuelve a ser el mismo de antes,orgulloso y feliz de ser un pequeño gorrión del bosque.
Yo, ya no he vuelto a oír hablar de nuestro pequeño amigo, ya nadie comenta:
-¡Vaya estúpida idea esa de ser gaviota!
Sin embargo, creo yo, que fue un bonito sueño mientras duró, ¿verdad?. Y ahora seguro está intentando vivir un nuevo sueño.
Porque, al fin y al cabo, la vida, si sabemos vivirla, puede ser el sueño más hermoso; una historia feliz interminable. Y tú, pequeño gorrión, eres el mejor candidato para ser protagonista de esa historia.
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Escrita en junio de 1988