martes, 27 de octubre de 2020

Cloacina (Primera parte)



Soy Cloacina, antigua diosa romana que gobernaba la “Cloaca Máxima”, la parte más importante de la red de alcantarillas de Roma. El mismo Tito Tacio erigió una estatua en mi honor. Además de proteger el buen funcionamiento del sistema de drenaje y alcantarillado de la gran metrópolis romana, capital del imperio, era la protectora de las relaciones sexuales habidas dentro del matrimonio.

Hace unos días me desperté en una majestuosa habitación. Rodeada de lujos. ¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado hasta allí?

Poco a poco he descubierto que alguien ha urdido este plan para mí. Pero no sé muy bien para qué.  Estoy es una metrópolis desconocida para mí. Está llena de edificios que rozan el cielo, construidos con materiales muy diferentes a los edificios de Roma, con grandes ventanales y fachadas llenas de luces y colores, que hacen de las noches un paraíso multicolor. Calles ruidosas y llenas de gente, con puertas que se abren y se cierran solas. Vehículos que se mueven como si se deslizaran por el suelo, rugiendo como leones. Vehículos ruidosos y  que desprenden gases asfixiantes.

 Donde yo vivo, hay una habitación que te sube y baja de planta. En la tercera planta está mi casa. Una enorme habitación con un artefacto que al levantarlo una voz me espera para cumplir todos mis deseos: “Servicio de habitaciones, ¿qué desea?”.

Allí, tengo todo lo que deseo para suplir cualquier necesidad diaria. Paso el día paseando y escuchando las conversaciones de la gente.

He deducido, de todo lo oído, que el matrimonio ya no se respeta como algo sagrado, las relaciones sexuales se dan con más libertad que nunca. Y se dan más fuera que dentro del matrimonio. Hay matrimonios que han perdido la magia y las noches eróticas son un mero trámite a cumplir y otras parejas practican sexo igual que comen, tan solo para satisfacer una necesidad. No sé, algo se ha perdido.

La vida trascurre de manera vertiginosa, demasiado rápido.  No hay tiempo que perder, no se puede dejar nada sin hacer y las relaciones, las verdaderas, necesitan cocerse a fuego lento, poco a poco. Sin prisa. No hay tiempo para acudir a los dioses, para escuchar sus consejos, para escucharse por dentro…

Y las cloacas están sucias. Llenas de ratas. Como siempre. A veces, cuesta reconocerlas. También fuera hay demasiada suciedad, todo tirado por las calzadas… demasiada basura por doquier…

Soy Cloacina. Eso creo. Pero encuentro algo absurdo una deidad como yo. ¿No crees?

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Reto#43: Haz una historia sobre el día a día de un dios. Puedes escoger su cultura y si vive entre nosotros, al estilo American Gods. Retos Literup

Tratando de cumplir el reto. Completar plazos. Aunque sea con retraso. Es difícil no alcanzar el objetivo y sin embargo, sentir que debo publicarlo, porque así me lo propuse en su momento. Es bueno plantearse retos. Pero el próximo intentaré que sea más realista. Que se ajuste a mis posibilidades.

Tal vez continúe esta historia con otro relato. Se lo vi hacer a Andrea del blog Un gato condensado y me gustó. Pasearos por sus dominios gatunos, no os defraudará.


sábado, 24 de octubre de 2020

Lo que la lana esconde


De nuevo el circo “Cinco pulgas” debía levantar la carpa y buscar nuevo asentamiento durante el verano. Era una situación habitual para los más mayores: al llegar el calor llegaban los esquiladores y el mullido de lana del rebaño desaparecía. Con ella, su hogar, su asentamiento.

Irían con su espectáculo al lomo del perro pastor. No les gustaba tanto, su pelo era menos mullido, aparentemente más corto pero demasiado denso, con lo que la luz les llegaba más atenuada. Además acostumbraba a refrescarse bajo la manguera de Juan, el pastor, y eso era muy resbaladizo. ¡Qué vida de pulgas!

 Pero no se quejaban, su circo era independiente, no estaba dirigido por ningún humano que las entrenara para hacer cualquier ridiculez. Era un circo de pulgas, para pulgas.

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Reto#42: Escribe un relato sobre un circo de pulgas. Retos literup


¿De verdad? ¿Es posible que existan  los circos de pulgas?
¡¡¡¡Yo flipo!!!!

sábado, 17 de octubre de 2020

Maldita, maldita seas.

Parece que lo vives. Que estás agazapada, escondida para hacerme saltar a la mínima. Te apoderas de mi voluntad y sacas de mí los sentimientos más intensos y oscuros que jamás hubiera pensado tener.

En un momento no estás, o eso parece, y de pronto apareces, envolviéndome, arrastrándome, haciéndome desear lo que no es mío, lo que no me pertenece. Y creo odiarme por entero, suspirando ser esa persona. Y soy toda rabia, ira.  Enfado y lloro, suspiro y lloro. Y odio sentirte, envidia; odio descubrirte en letargo, íntima.

Son pocos los momentos que consigues vencerme y destruirme, pero tan intensos…

Maldito sentimiento que me arrastra y saca de mí lo que más odio.

Maldita seas, envidia.

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reto#41:Usa un narrador en segunda persona para la historia de un personaje que ha sido maldito.52 retos literup.

Sigo con retraso. Pero sigo.
 Busco dentro de mí e intento sacar un texto que se ajuste al reto.
 Echo de menos mi pasero por la blogosfera.
 ¡A ver cuándo me escapo a visitaros!

miércoles, 14 de octubre de 2020

Lo que de verdad importa


Pues he de deciros que esta tarde he tenido que contenerme la risa para no herir su corazoncito. Enganchado a mi mano, como quisiera estrujarme los dedos y hacerlos zumo. Traía la carita enfadada, con el ceño fruncido, expresión de malo, malote. Pero no había forma de sacarle una sola palabra. Murmuraba no sé muy bien qué, no paraba  de vocalizar en silencio, todo el camino a casa. Al cruzar la puerta ha corrido hasta la habitación de su hermano mayor, que acababa de llegar y se había tumbado encima de la cama.

  ¿Te acuerdas ayer como hacían la bomba explosiva? 

 No molestes, enano. —Vieron juntos una serie de acción. Fabricaban una bomba casera con cuatro cosas que encontraban en un garaje.

 ¡Tú, solo dime cómo la hago! —Su hermano ha levantado la cara y al verlo tan contundente, con gesto decidido, he deducido que algo le pasaba. Me ha mirado sin entender nada. Estaba apoyada en el marco de la puerta de su cuarto,  la expresión de mi cara,  entre la broma y la sorpresa;  le ha hecho con la mano un gesto para que se siente en su cama.

   A ver, ¿Qué te pasa que estás tan enfadado?

   las personas se merecen morir, lo estamos destruyendo… el mundo…

   Ya veo, ¿de dónde sacas esas ideas?

    ¿Qué te crees, qué soy tonto? ­ —Cinco años tiene el mocoso, y parece saber de qué se habla. —La profe nos ha hablado de una bomba que mató a mucha gente. Y tenía la energía nuclear.

   Pero eso, pasó hace mucho.

   La fábrica de papa es nuclear. Voy a ponerle una bomba y toda la humanidad morirá, porque lo nuclear es mortífero. —Su hermano mayor, está a punto de explotar. Tanto enfado en esa carita tan dulce… no le pega nada.

   Pues mira, coge un globo, agua y harina. Y ves probando hasta que al chocar con el suelo, explote.

   ¡Vaya, parece chupado! —Baja de un salto de la cama.

   Eso es, cuestión de probar. Como los científicos.

Se ha pasado toda la tarde mezclando y probando a ver si explotaba el globo lleno de agua y harina. Ha acabado con la cara y la ropa blancas. El pelo todo revuelto le daba aspecto de un pequeño científico loco.

De pronto he ido a buscarlo, ya no estaba en su cuarto buscando la bomba perfecta y era hora de arreglar el estropicio.  Me lo he encontrado con Milú en su cesta. Estaba dando a luz a sus gatitos

   ¿Eh? – Me hace un gesto de silencio con el dedo.

   Calla, no grites.  Necesita tranquilidad, mamá. ¡Han nacido sus bebés!.

   Y tu bomba, ¿ya no vas a acabar con la humanidad?

   De momento no. Estos gatitos no tienen la culpa. Tienen que conocer a su mamá. 

Su cara ya no era de enfado. Era tierna. Estaba relajada y feliz. Como nunca debería dejar de estar.

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Reto#40.Escribe un relato en clave de humor sobre un villano que intenta planear el fin del mundo, pero su gato no le deja. 52 retos literup

Tarde y mal. Pero no hay otra. El humor no lo he conseguido y el villano se me ha quedado pequeño. Me gusta el reto, lo reconozco. Pero no puedo seguirle el ritmo. No tengo tiempo para un relato a la semana. No para un relato que me saca de mi zona cómoda cada vez. Reconozco que al final consigo sacar un escrito, algo que de otra forma no hubiera escrito, pero... no me satisface. No como yo quisiera. Pero sigo empeñada en escribir los 52 retos. 

 


martes, 6 de octubre de 2020

El vuelo del moscardón

—Te noto nervioso, más de lo normal. —Le miro sin saber qué responderle. Aún no me he repuesto del susto.

—No ha sido uno de mis mejores vuelos. —Poco a poco mi respiración se calma y empiezo a notar que de nuevo el aire entra y sale renovándome.

—Tú has entrado dónde no debías, ¿eh? —Cuando, por fin, recupero las fuerzas. Emprendo el vuelo de nuevo. Hablar de lo que me ha pasado no me apetece. Seguro que un rato de dormir y revolotear por el prado florido me sienta mucho mejor.

Pero no es así. Las imágenes vienen a mi una y otra vez. Niños gritando, Levantándose. Manoteando. Vuelo en círculos, lo noto. Esos chillidos estridentes me desorientan, tanto movimiento de brazo caótico me desconcentra y no soy capaz de encontrar la salida. Por donde he entrado.

—Antes te has marchado sin contarme qué te ha pasado. —Algunos no cogen las indirectas…

—Ya. No tengo muchas ganas de hablarte de lo pasado. —Me alejo de nuevo. Pero lo noto detrás.

—¿Has entrado en una de esas casas? ¿Has atravesado una ventana? ¿Y cómo has logrado salir? Dicen que no distingues la salida. Están hechas de tal forma que parece no haber nada…

—Sabes, es verdad, sin querer he entrado en una de esas casas. —No sé si es curiosidad o simple morbo.

—No te creo. Seguro que te has metido en algún lío y no quieres contármelo para que no te delate. —Ahora eres tú quién se va.

Mejor que te vayas. Nunca creerías cómo he salido. Uno de los humanos me ha empujado hacia fuera de la ventana. Yo notaba la corriente de aire pero chocaba y chocaba con algo duro.  Algo que notaba, pero no veía. Entonces, he visto algo blanco que se acercaba a mí, era tupido, y me iba envolviendo pensaba que me aplastaría y de pronto se ha abierto y el viento me ha empujado lejos de la ventana.


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39.Haz una historia en la que predomine el diálogo y no haya ni un solo verbo dicendi. ¡Asegúrate de puntuar bien las acotaciones! 52 retos literup.

Un poco tarde pero aquí dejo mi reto semanal. Aunque voy con retraso, lo sé voy a intentar no dejarlo del todo. En este relato he intentado relatar el mal rato que pasa una avispa cuando entra en la clase. Todos los niños empiezan a gritar y a moverse. El pobre bicho se da de trompazos contra la ventana y hasta que no lo envuelvo con un folio y lo saco por la ventana no se acaba el caos de la clase. Siento el nerviosismo y le miedo del insecto mientras intento cogerlo con el folio para sacarlo. O a mí me lo parece. ¡No sé si he conseguido transmitirlo!