sábado, 25 de enero de 2020

Una llamada inesperada

Llevaba días recibiendo llamadas desde un número desconocido, siempre el mismo, varias veces al día, día tras día. En otras ocasiones había bloqueado esos números.
 «¡Odio coger llamadas de números desconocidos! Odio que me envuelva el comercial con sus artes aprendidas en un mini-curso, yo también lo he hecho (el curso y el trabajo). Por eso lo odio tanto». Pero no sé por qué ese domingo por la mañana, respondí.
—¿Diga?
—¡Hola!, soy Shaoran, busco a... —No le dejé acabar.
—¡Shaoran! —La emoción nos envolvió a los dos y las lágrimas se nos escaparon a la vez que una risa tonta, que era más un llanto nostálgico que una risa.
¡Mi gran amigo Shaoran! Nos conocimos en la facultad. Los dos estudiamos lenguas modernas; además yo estudiaba chino por mi cuenta y practicaba con él, a cambio le ayudaba con el inglés, ya que para mí era como una segunda lengua materna.
Hicimos una gran amistad. Cuando tuve problemas para seguir con la carrera, por motivos económicos, sus padres me ofrecieron techo gratis. (Bueno, gratis, gratis jeje...  era uno más de la familia así que en la tienda era, también, uno más para ayudar). Yo me sentí siempre como uno más de la familia. Cuando más lo necesité. Siempre estuvo.

—Mi abuela está muy enferma, tal vez sea este su último año nuevo. Pero no queremos irnos a China a celebrarlo. Si falleciera allí, tendríamos que volver sin ella. Aquí está mi abuelo enterrado y el resto de la familia, queremos poder seguir honrándoles.
—¡Siento lo de tu abuela! pasé muchas horas a su lado hasta conseguir el acento adecuado. —Soltamos los dos una gran carcajada.

 Mi chino mejoró mucho con su abuela, ¡qué remedio! O pronunciaba bien o no me dejaba levantar hasta estar satisfecha del todo.

— Nos hemos despistado con las fechas y ya está todo cogido en las grandes capitales de España, donde celebran con grandes fiestas el año nuevo chino. Necesitamos un sitio donde albergar a todos los que vamos a reunirnos, casi 30. Queremos una fiesta por todo lo alto. Me acordé de tu casa del pueblo...
—Miedo me da esa cara, creo que tienes pensado algo realmente grande. —Asintió con la cabeza. 

Por dinero no había problema. Trabajaban mucho, pero ganaban bien. Y gastaban lo justo. Shaoran, después de una larga temporada en China, tras acabar la carrera, momento en el que perdimos el contacto más que nada por dejadez mutua, volvió y se encargó del negocio familiar completándolo con una tienda online internacional, gracias a sus conocimientos de informática y a los idiomas, unos estudiados en la carrera y otros, como yo, en la escuela de idiomas. Su web funcionaba de maravilla y le daba un buen margen de beneficios.
Yo por mi parte, me había ido a vivir al pueblo de mi abuelo y trabajaba desde casa como traductor para varias editoriales y empresas. Lo completaba con traducciones simultáneas en congresos, ferias y viajes de negocios para los que me solicitaban habitualmente. Había aprendido mucho de este mundillo, en unas prácticas de verano, de mi jefa de recursos humanos. (Aún mantenemos el contacto. Sigue recomendándome y proponiéndome algún que otro trabajo).
En el pueblo se estaba de maravilla. Mi abuelo había heredado una especie de palacio de una condesa, antepasada suya, que perdió toda su fortuna, con el juego, excepto la casa. Hacía ya muchos años había sido un hotel, e incluso hubo un proyecto para convertirla en casa rural, pero en eso se quedó, en proyecto. Parecía que nadie tenía interés en invertir en ese pueblo, dado que la mayor parte del año estaba habitado por una centena de habitantes, excepto parte del verano, que podía llegar a duplicar su población, tampoco más. 

La verdad, estaba un tanto alejado de pueblos más grandes e incluso de cualquier centro urbano. Una pequeña taberna y una tienda, donde se vendía un poco de todo, eran todos los lujos que tenía el pueblo.
Yo heredé esa casa cuando mi abuelo murió. Era un gran caserón con una enorme buhardilla, donde me había montado mi pequeño estudio para vivir y trabajar con tranquilidad. Había obrado para que la entrada y la salida fuera totalmente independientes del resto de la casa, pensando, en un futuro, volverla a abrir al público. 
Siempre he sido una persona que gusta de la soledad, taciturno. Con una gran actividad en las redes, es decir, tengo grandes amigos en diferentes partes del mundo que formamos una gran comunidad con aficiones comunes, donde compartimos juegos y largas conversaciones. Una vez al año, hacemos una quedada y el que puede acude y llenamos nuestro corazón con los abrazos y muestras de cariño que no podremos darnos hasta que volvamos a vernos en persona. El último verano la quedada la hicimos en el pueblo y no pudo estar mejor.
 Por eso para mí el pueblo es mi pequeño paraíso. No necesito rodearme de demasiada gente en mi día a día, disfruto de silencio para trabajar la mayoría del tiempo y no molesta a nadie por las noches en mis conversaciones por ordenador.

Bueno, que me voy de la historia. EL caso es que Shaoran tenía pensado un gran evento para el fin de semana del 25 de enero. Desde el 24 viernes hasta el 27 lunes. 

El alcalde convocó un pleno extraordinario para plantearle a los vecinos la petición de esta familia china. A priori se supuso buena para el pueblo y se dio el visto bueno.
Yo me encargué de todas las gestiones con el alcalde y de la publicitación del fin de semana, única exigencia del alcalde, que no se ciñera a un acto privado.
 Llegado el momento, el viernes 24 de enero acudieron al punto de la mañana algo más de quince personas: había que limpiar la casa y adornarla para recibir el año nuevo. Trajeron todo lo necesario:  ropa de cama y baño, comida, enseres para la cocina...
La decoración fue otro paso importante: brillantes faroles rojos de Año Nuevo; árboles de naranja y mandarina en grandes jardineras; adornos en papel rojo, con pareados escritos o dibujos chinos, para desear buena fortuna y prosperidad; fragantes ramitas de flor de cerezo o ciruela y los ramos de peonías para atraer la riqueza y buena suerte. Una vez la casa aderezada había que ambientar el pueblo, los vecinos del pueblo que quisieron adornaron sus casas y calles con detalles que trajeron Shaoran y su familia o hechos por ellos mismos.

 No podía faltar la tradicional feria, donde se pudieran comprar, degustar y visitar stands de artesanía y gran variedad de productos chinos. Amigos de Shaoran se encargaron de colocar en la plaza tres o cuatro, a aprecios populares. La feria se montó el viernes y el domingo por la tarde se levantaría.
El sábado acudió al pueblo gente de los alrededores durante toda la jornada. La feria abierta desde bien temprano rebosaba de gente y Manuel el tabernero no daba a vasto en la barra. Melisa, en su tienda había pensado en diferentes productos que en un día festivo pudieran apetecer, para llevarse su parte de beneficios.
 Alrededor de las ocho de la tarde tuvo lugar la ceremonia de farolillos flotantes, con participación de pequeños y mayores. Uno a uno, fueron depositando en el río un farolillo de luz con sus deseos para el Año Nuevo de la rata.  Después,la familia de mi amigo se fue a casa a preparar, entre todos, la cena con los platos más típicos, para disfrutarlos juntos. El pueblo siguió disfrutando, vecinos y visitantes, al menos durante un par de horas más, pues la feria quedó en manos de voluntarios del pueblo y Manuel preparó bocadillos y tapas para alargar un poco la velada.
La cena, en la casa, fue un verdadero éxito, todos disfrutaron de la comida, la música y la buena armonía que reinaba. Nadie se perdió la conexión a la Bienvenida del año desde China. La música se apagó más allá de la una de la madrugada.
 El domingo, a la vez que la feria volvía a abrirse al público, un gran desfile de color con los leones y dragones chinos tradicionales, acompañados de música tradicional, recorrió las calles con la participación de todo aquel que quiso participar. Jóvenes del pueblo salieron disfrazados de leones chinos y los más menudos desfilaron llevando un tradicional dragón hecho en la escuela entre todos. El pueblo entero disfrutó del bullicio y colorido de este pasacalles espec-tacular, que tardarían tiempo en olvidar.

El lunes, me levanté temprano, busqué a mi amigo, estaba frente al pequeño altar que habían improvisado en una de las habitaciones, un altar con ofrendas de alimentos e incienso, para honrar a sus difuntos.
Sonrió nada más verme y se dirigió a mí. Nos fundimos en un sincero abrazo y no necesitamos decir nada más.
La cara de felicidad de su abuela en esos tres días había merecido la pena. Para ella, ahora que su memoria a veces la abandonaba por días, esta había sido la mejor de sus fiestas de año nuevo.  
Para mí había sido el reencuentro con un gran amigo que esperaba no volver a perder nunca más. En mi cuello colgaba un pequeño colgante representando la silueta de una rata, en metal rojo y dorado. Todos los que acudieron a la feria pudieron llevarse uno como recuerdo a aquellos días que vivimos en el pueblo llenos de magia.



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52 retos literup2020:
#Reto4; Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino.

domingo, 19 de enero de 2020

INICIATIVA SEAMOS SEGUIDORES 2020

Iniciativas para incrementar la visibilidad del blog 


He conocido esta iniciativa en el blog de Katalina Camus en él encontrarás más información  https://tinterovritual.blogspot.com/

Cómo Funciona en dos pasos


  1. Debes seguir mi blog y dejar un comentario con la dirección de tu blog para que yo pueda seguirte a tí.
  2. Llevarte la imagen insignea de la iniciativa a tu blog y colocar en una entrada la explicación de la misma para que otros sepan de que va y puedan integrarse a ella.
¡Bienvenidos a todos los que lleguéis hasta aquí!

sábado, 18 de enero de 2020

Lo que de verdad importa

Era la ilusión de toda mi vida y no podía dejarla pasar. Por lo que siempre había luchado y trabajado y ahora podía perderlo todo por esa dichosa fobia. Deseaba que viviéramos juntos en el campo, ahí estaba la casa rural. El sitio era de película y de no ser por su miedo a las arañas, un miedo desmedido y paralizante, el lugar idóneo para concentrarse, relajarse y escribir sus libros. Había encontrado una casa de ensueño, sabía que le gustaría, sobre todo esa pequeña habitación abuhardillada llena de luz y color que había arreglado para que instalara su estudio.

En un mes, te doy la seguridad, con este método habrá superado su fobia.
㇐Ángel, no va a querer venir, siempre se ha negado a las terapias. Menos, si le hablo de hipnosis.
Tú consigue que venga y en tres meses estáis en el campo viviendo felices.

Reconozco que todo fue relativamente fácil, tal vez poco ortodoxo, pero muy sencillo. Busqué situaciones en la que su problema nos impidiera hacer una “escapada” juntos o pasar un buen rato y le hacía sentir culpable (pobrecito de mí lo que tenía que aguantar). Hasta entonces había suavizado las situaciones, ahora las provocaba y exageraba. Las peleas eran constantes y el ambiente en casa agobiante. Fue ella la que me pidió ir a terapia para salvar nuestro matrimonio, objetivo conseguido.  Todo lo demás lo hizo la hipnosis.

―Estás muy callada desde que hemos salido de casa.
―Me siento extraña. Te lo he dicho muchas veces. ¡Cómo puede ser que no recuerde nada: ni el accidente, ni el hospital, ¡la recuperación…!
―Ángel dice que es normal en estos casos, confía en él.
―Confiar… hay algo en él que no me cuadra. ―La miro de reojo, ella me mira como pidiéndome una explicación―. Hay como un paréntesis en mi vida. No recuerdo nada entre el momento que se supone tuve el accidente y ayer al despertarme en nuestra cama.
―El campo te va a sentar bien. ¡Te encantará la casita que hemos comprado! Tu estudio es una maravilla.
―Ya, esa es otra cosa que me chirría… de repente nos mudamos…
―Sabes de sobra que no es "de repente", te enseñé los contratos, es algo que llevo entre manos todo el año. ―No es fácil responder con tantas mentiras, pero…
―Dame tiempo, espero que con los días y la vuelta a la normalidad me tranquilice. ―Le sonrío cariñosamente. Lo he hecho todo por los dos, aunque a veces hasta dudo de haber hecho lo correcto, de haber sido demasiado egoísta.

Llegamos a nuestro destino y su cara lo dice todo. Sus ojos recorren el paisaje que nos envuelve y veo que se enamora del lugar nada más verlo. Entramos primero en la casa rural para que sepan que ya estamos aquí y que mañana ya me incorporo al trabajo y después vamos a nuestra casa.
Una pequeña casita de campo de una planta, con buhardilla. Amueblada rústicamente. Eso a ella le encanta.
―Parece que realmente la haya amueblado yo, está todo a mi gusto. Ni más ni menos, justo lo necesario.
―Tú minimalismo que no falte. ―Había buscado decorar la casa justo con lo que sabía que a ella le gustaba. Nos conocíamos los dos de sobras.

Había sido para mí un año duro, llevando en secreto este proyecto y buscando la forma de que fuera bueno para los dos. Allí en ese ambiente tan ideal nada iba a distraerla para acabar ese cuento que tanto le estaba costando. Su primer proyecto como escritora e ilustradora. Después de varias novelas juveniles de gran éxito, se había tomado un tiempo para desarrollar este proyecto, para el público infantil, que rondaba por su cabeza desde que la conocía. Con la tranquilidad económica que le daban sus anteriores libros este iba a ser su capricho, y casi casi lo tenía pactado con su editorial. Subimos a su lugar de trabajo.
― ¡Por favor, qué maravilla! ¡Cómo he podido olvidar esto! ―Fundida conmigo en un tierno abrazo, me hace sentir un poco culpable. Como si la estuviera traicionando. 

Este día me reafirma que yo tenía razón. Hemos pasado la jornada deshaciendo cajas y ordenando ropa. La he visto encantada con la casa. Se ha dejado para mañana las cajas de sus cosas preparadas en el estudio. Dice que eso quiere hacerlo sin ayuda. Es su lugar de trabajo, su templo, y quiere estar sola y tranquila para hacerlo. Nos hemos ido a dar un paseo antes de anochecer. Estábamos agotados después de todo el día de caja en caja. Una cena tranquila viendo la tele y para colofón, nuestro momento de intimidad. ¡Qué bien nos compenetramos!
Por la mañana nos levantamos los dos eufóricos, le digo que se acerque a la hora de la comida, yo andaré liado, ella así no cocina y tal vez podamos comer juntos algo rápido.
Pero no acude, la llamo pasada la hora que la esperaba, pero no contesta. No puedo acercarme a casa tengo aquí a los proveedores.
Por la tarde me acerco, intranquilo, ni siquiera me ha devuelto las llamadas.
Me la encuentro dormida en el sofá. Arremolinada, hecha un ovillo. Lleva un cuaderno entre las manos.
― ¡Hola!, no te esperaba tan pronto. ―Al desperezarse deja caer el cuaderno, lo recojo. Vaya, es su último diario… creía haberlos tirados todos…
―No has venido a comer, te he llamado varias veces y no contestabas, ¡estaba preocupado!
―he encontrado este cuaderno, parece un diario, me ha llamado la atención. Tal vez sean apuntes para una novela. Me he quedado dormida leyéndolo.

No sé muy bien qué decir. No sé que pone en ese cuaderno. Eso puede llevar al traste todo el plan. Ángel me advirtió que tuviera cuidado. Creía haber borrado todas las pistas que llevaran a su miedo a las arañas.
―Anda, vamos a tomar algo. Hemos preparado una cena  "de tapeo", te gustará.
―La verdad es que tengo hambre. Y mi teléfono, ¿dónde estará?
―Pues habrá que buscarlo. ―Creo recordar que se lo cogí yo durante la hipnosis para borrar teléfonos y wasaps…
― ¿Sabes? En ese diario la persona que escribe tiene verdadero miedo a las arañas, ¡pero no sabes cuánto! Aquí nunca podría vivir, esos bichitos están por todos lados.

Sonríe pasándome la mano por detrás, mientras nos dirigimos a la casa rural. Así enlazados por la cintura, pienso que este pequeño descuido podría haberlo estropeado todo. A todo me refiero a nosotros dos. Por primera vez me doy cuenta de lo que de verdad he arriesgado. Nosotros.


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 52 retos literup 2020
Reto #3. La aracnofobia es un miedo muy común. Haz que tu protagonista la padezca.

martes, 14 de enero de 2020

RETO CINCO LÍNEAS DE ADELA BRAC


💎Palabras de Enero: Antes, pecado y aunque💎

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(A veces mi abuela me mira y sonríe. ¿Sonríe?)
Antes, cuando era joven, todo era pecado. Casi no podías darle la mano a tu novio, no fueras a quedarte embarazada. Ahora todo ha dado un vuelco de 360 grados. Me asusta.
  —¿Pero qué dices abuela?  —saltan mis nietos cuando  cuento como viví algunas cosas .
Aunque creo que hemos llegado al límite de la permisividad, lo saben todo. ¿Lo saben?



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Con este micro relato empieza el reto, a ver como me va el año.
Te iré enlazando aquí todos los meses.
FEBRERO: Manos, entiendo y pasillo.
MARZO: Tramas. trampa, jamás.
ABRIL: Idea, vino, estamos
MAYO: Cinco, escritura, aceptar.
JUNIO: Jugar, acción, miedo.
JULIO : Magia, creció,  quieres.
AGOSTO: Para, todo, ella.
SEPTIEMBRE
OCTUBRE
NOVIEMBRE
DICIEMBRE

sábado, 11 de enero de 2020

Ilusión perdida

Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños. Iban de mi mano ilusionados y temerosos. Se querían soltar, pero cada vez se agarraban más fuerte a medida que la cabalgata se acercaba. Querían estar ahí, no podíamos llegar tarde, pero no demasiado cerca.
―¡Aquí, mamá, aquí! ―decían estirando de mi brazo― ¡un poquito más atrás!
Nunca tuve seguro si era  por miedo, para verlos mejor (para que no los vieran) o para coger más caramelos. No sé. Y aunque eran bastante mayores la última que vez que fuimos a verlos, nos pusimos igual de lejos. Ese día no sé si iban tan ilusionados o temerosos...

Llegó un momento que la ilusión empezaba ya entrado el mes diciembre. Cuando en la puerta de la nevera, sujeta con un imán colocaba un folio con cuatro columnas y un encabezado "Carta a los Reyes Magos".
Ahí escribíamos todos lo que esperábamos recibir y de entre esas cosas salían los regalos que por la mañana el día de reyes abríamos todos juntos. A medida que se acercaba la navidad, yo sabía a ciencia cierta que la ilusión por qué les traerían los reyes magos, seguía viva. Día sin otro desordenaban los armarios de toda la casa.
―Pero dónde has puesto los regalos, mamá ―me preguntaban seguros de que ya estaban en casa.
―Por más que busquéis no los encontraréis ―les retaba yo con una sonrisa cómplice.

Después vino una etapa más calmada, pero con su toque de ilusión. Todos disponíamos de dinero para comprar regalos, y con la carta de los reyes en la nevera íbamos aliándonos unos con otros para que ninguno de nosotros se quedara sin regalo. Por la mañana, junto al árbol, las risas estaban garantizadas. ¡Qué buenos ratos hemos pasado junto a ese árbol que hoy tiene paquetes de regalo vacíos bajo sus ramas!
No sé. No recuerdo cuando se nos escapó la ilusión por la ventana. cuando dejamos de ver este día como un día especial. Mágico. Ya no me acuerdo. 
Estoy aquí, en la misma plaza que hace unos años, rodeada, como entonces, de niños expectantes, alborotados, asustados, contentos...
Los ojos se me empañan y siento un nudo en la garganta. No tengo ganas de volver a casa, una casa vacía. Estoy harta de ver la tele sola la noche de reyes. No tengo la cena preparada ni nada especial preparado para comer mañana.

—¡No, mamá! —me lloriqueaban los dos— hoy haz nuestra comida preferida.

¡Qué boba! Me ha parecido verlos a los lejos, sonriéndome.  ¡A saber dónde estarán hoy!
Hace frío. Creo que lo mejor será volver a casa. Me estoy poniendo muy melancólica. Luego la pagaré con él. Que no tiene ninguna culpa de nada (hoy había no sé qué partido de fútbol y no tenía ganas de salir).

—¡No te los esperabas, eh! ―No puedo creerlo, están en casa, los dos—. ¡Mira, han venido los reyes magos!
Mientras los abrazo sorprendida y me dan esos besos “tan ricos” que curan todos los males (vitaminas de amor), miro de reojo hacia el árbol que parece lucir más que ningún día. Mis falsos regalos han desaparecido, hay otros con cartelitos. Y huele rico.
―Mamá, vienes helada ―me llevan hasta la mesa preparada para cenar―  esto te sentará de maravilla ―me dice el mayor mientras le ríen los ojos.
Parece que estaba equivocada. Tal vez la ilusión no se escapó por la ventana, tal vez solo estaba perdida esperando a ser encontrada. Los miro mientras cenan y charran. Mientras sonríen y nos cuentan miles de cosas. Como si nada. Como si el tiempo no hubiera pasado.
Me siento una tonta al pensar en las lágrimas que empañaban mis ojos hace apenas una hora… ¡tan distintas a las de ahora!
―Tendrás rollitos de pollo para mañana, ¿verdad? ―asiento con la cabeza― ¡genial!

Vaya. Parece que los reyes magos han vuelto con su magia de nuevo a esta casa. ¡Qué regresen cada año tal vez dependa un poco de todos!

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 52 retos literup 2020
Reto #2. Escribe un relato que ocurra el día de reyes.

Espero haber puntuado bien los diálogos, me guié con la ayuda del blog Read Infinity.
Estaré encantada de recibir tu comentario con tu opinión y propuestas de mejora.

lunes, 6 de enero de 2020

¡Si nos propusiéramos cambiar el mundo!

Como cada día al atardecer, Candela y Pedro se sentaron en una mesa de la terraza del bar "el bullicio" en pleno centro del paseo marítimo. Se pidió su granizado de melón, tenía una variedad de granizados naturales exquisitos, cada día distintos, y fue viendo como la tarima instalada en la arena de la playa, cerca del paseo, se iba llenando de gente. Ese día estaba de monitora Ester. La que más le gustaba. 

Esta niña tiene duende se decía Candela cada vez que la veía.

Y es que las clases de zumba playa con esta chica eran diferentes. Música parecida, pasos de baile similares, cada quincena la misma gente… sin embargo, el día que Ester dirigía la actividad a Candela le llenaba de vitalidad, a pesar de que ella lo veía siempre sentada. Desde pequeña le habían dicho que tenía arritmia musical y nunca bailaba. Las pocas veces que lo había intentado había sido un verdadero fracaso.
A Pedro le recordaba a su nieta mayor y muy a menudo hacía el mismo comentario.

―Tendrá más o menos la edad de nuestra Patricia, “veinti pocos”, ¡Hace cuánto no la vemos!
―No tanto, Pedro, no tanto. Cada quince días nos viene cargada de besos.

Candela sonreía pensando ya en los próximos, mientras acariciaba dulcemente la mano de Pedro. Poco a poco su memoria le estaba jugando malas pasadas y el tiempo y los acontecimientos tenían para él otra denotación.
Esa tarde el ambiente vibraba de  manera diferente. La tarima estaba llena y aún faltaban cinco minutos para empezar. Cerca, en el paseo, Ester bromeaba con unos y con otros. Hablaba con los más pequeños y los animaba a ponerse delante y si veía a personas de más edad quedarse rezagadas, con ganas de echar un baile, les hacía un hueco entre la gente y con su sonrisa las tenía en el bote.
A la hora en punto empezó a sonar la música y la voz de la “profe” sonó por encima.
―¡Vamos, vamos, despacio! ―animaba con movimientos de brazos ―después de este pequeño calentamiento empezamos la última sesión del verano.
El grupo aplaudió al unísono. Candela reparó en que ese era el último día de agosto. La gente joven que dirigía las actividades empezaba sus estudios y no volverían hasta el próximo año. La playa cambiaba de rutinas en los meses siguientes, hasta quedarse sola y callada casi entrado ya el invierno. Ella vivía todo el año allí y veía despertar y adormecerse al pueblo cada temporada. Le gustaban esos contrastes. Ansiaba tener, de vez en cuando, las calles del pueblo tranquilas para pasear y la playa para ella sola. ¡Toda la inmensidad del mar frente a ella!

―¡No se queden parados! ¡Vamos! Acabemos el verano a lo grande.

Otras veces los bañistas, al ver que empezaba el baile se preparaban en la toalla para poder verlo tranquilamente o recogían y se alejaban unos metros. Pero esa tarde, con sus incitaciones, estaba consiguiendo que muchos de ellos se unieran a la coreografía. A ambos lados de la tarima se habían ido colocando complementando el grupo. Los niños instintivamente se iban colocando delante y los mayores más atrás.

―Así,¡muchas gracias!, estamos consiguiendo llenar toda la playa con nuestra energía.

Y la gente siguió acoplándose hasta que Candela casi perdió de vista a los últimos. A ambos lados de la tarima, hasta donde su vista alcanzaba, la gente seguía los pasos al son de la música. Por detrás, casi hasta la línea del mar, podía ver personas siguiendo el ritmo.
A Candela le pareció impresionante. Casi al final, tuvo que levantarse para poder verlo mejor. La gente se agolpaba en el paseo para ver el espectáculo. Parecía mentira ver a tanta gente moviéndose al mismo compás, con la misma música, con los mismos pasos. Era como si la energía fuera envolviendo a todos con un efecto dominó.
Al acabar se fundieron todos en un aplauso colectivo y las caras de satisfacción lo decían todo.

―¡¡¡¡Guauuuu!!!!, esto es una despedida a lo grande. ¡¡¡Muchíiiiiiiiiiisimas gracias a todos!

Innumerables móviles grababan la escena. No era para menos. Poco a poco todos fueron marchándose. El paseo retomó su normalidad.

―Vamos ya a casa Candela ―le dijo Pedro de pronto― te noto nerviosa.
―Nerviosa… ―replicó con cariño Candela al levantarse― ¡contenta es lo que estoy!
―No sé porqué has de estar tan contenta hoy, todas las tardes es lo mismo.

Lo miró con cariño. Le tomó del brazo y poco a poco se dirigieron a casa.

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Este es mi aportación de esta semana al reto 52 retos literup 2020, espero ir completándolos semama a semana. Hacía mucho que no escribía.Ya no me acordaba lo que me gusta hacerlo. Creo que es el mejor regalo que he podido hacerme este año que empieza.

Reto #1. Haz una historia sobre un baile multitudinario.

Estaré encantada de recibir tu comentario con tu opinión y propuestas de mejora. ¡Feliz año!

viernes, 3 de enero de 2020

52 RETOS DE ESCRITURA 2020

#52RetosLiterup

2020

Me acabo de apuntar a el reto de escritura del blog Literup "52 retos de escritura 2020". Aquí te dejo el enlace por si quieres entrar en el reto. O simplemente quieres conocer el blog. Si te gusta escribir tendrás numerosas propuestas tanto en el blog como en su web. Visítalos. Yo por mi parte me lanzo a la piscina y me propongo, de entrada, ir a por los 52 relatos. Aquí iré poniendo los enlaces al post de cada relato.

Estas son las propuestas para este año:
  1. Haz una historia sobre un baile multitudinario.
  2. Escribe un relato que ocurra el día de Reyes.
  3. La aracnofobia es un miedo muy común. Haz que tu protagonista la padezca.
  4. Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino.
  5. Tu relato debe ser space opera y hablar sobre una travesía por diferentes planetas.
  6. Haz una historia sin un solo gerundio.
  7. ¡La fantasía es la protagonista! Esta semana escribe un relato de este género.
  8. Haz una historia en la que tu protagonista siga el arco emocional de Edipo.
  9. Escribe un relato que ocurra en la casa de tu infancia.
  10. Esta semana los disfraces son los protagonistas. Tus personajes deben ir disfrazados durante todo el relato.
  11. Escribe un relato distópico sobre un grupo de supervivientes a un apocalipsis causado por dioses hindúes.
  12. Haz una historia sobre una primera cita en una pescadería.
  13. Un personaje se despierta con una cicatriz enorme y no sabe cómo se la ha hecho. Haz que recupere sus recuerdos durante el relato hasta que al final descubra la verdad.
  14. Tu protagonista es una guerrera entrenada desde pequeña, pero ha descubierto que quiere cambiar de vida.
  15. Haz que tu relato termine con “No había nada más que pudiéramos hacer”.
  16. Escribe un relato en el que haya un intercambio de libros.
  17. Esta semana es el Día de la Madre. Haz una historia que hable sobre el amor maternal llevado al extremo. ¿Hasta dónde es capaz de llegar una madre por salvar a sus hijos?
  18. Escribe un relato en el que la tierra sea un elemento muy relevante de la historia.
  19. Trabaja el trasfondo de tus personajes para explicar por qué tu protagonista es un buen samaritano que daría su vida por los demás.
  20. Haz una historia que contenga una lucha con unos bō.
  21. Escribe un relato sobre un personaje que ha cambiado de identidad y que añora su antigua vida.
  22. Tu protagonista no sabe nadar, pero se ha propuesto aprender. Explica en tu relato sus andaduras en esta nueva aventura.
  23. Un niño ve cómo su abuelo mata a su madre. Explica el terror que siente al presenciar todo y por temer que le encuentre.
  24. Haz una historia que sea afrofuturista.
  25. Escribe un relato en el que uno de los personajes esté durmiendo todo el tiempo.
  26. Haz una historia en la que el incidente desencadenante sea un guante perdido.
  27. Escribe un relato que tenga lugar en una oficina muy muy aburrida.
  28. Tus protagonistas son de dos regiones alejadas entre sí. Refleja su acento creando la voz de tus personajes de manera verosímil.
  29. Haz una historia sobre una llamada que sale muy mal.
  30. Utiliza las palabras “bombona”, “afilador” y “revuelta” en tu relato.
  31. Escribe un relato con una gabardina como arma de Chéjov.
  32. Haz una historia ambientada en el entorno rural de un pueblo de Castilla. Recoge alguna de sus leyendas e intégralas.
  33. Escribe un relato que incluya la última palabra del diccionario: zuzón.
  34. Haz una historia con un narrador poco fiable en primera persona, al que acusan de robar bebés.
  35. Escribe un relato que ocurra en luna nueva y que este hecho tenga consecuencias para la trama.
  36. Haz una historia que integre una descripción de la mejor comida que has probado nunca.
  37. Escribe un relato policíaco que empiece con “No veía a nadie más. Creí que estaba sola”.
  38. Tu protagonista escribe cartas a una niña de otro continente. Escribe un relato epistolar con esta correspondencia.
  39. Haz una historia en la que predomine el diálogo y no haya ni un solo verbo dicendi. ¡Asegúrate de puntuar bien las acotaciones!
  40. Escribe un relato en clave de humor sobre un villano que intenta planear el fin del mundo, pero su gato no le deja.
  41. Usa un narrador en segunda persona para la historia de un personaje que ha sido maldito.
  42. Escribe un relato sobre un circo de pulgas.
  43. Haz una historia sobre el día a día de un dios. Puedes escoger su cultura y si vive entre nosotros, al estilo American Gods.
  44. Escribe un relato que integre cinco onomatopeyas.
  45. Haz una historia que narre la preparación de tu protagonista para Halloween.
  46. Mezcla en el mismo relato a Bigfoot, el hada de los dientes y un cabrero.
  47. Tu protagonista despierta y de pronto es un animal (al más puro estilo Kafka, pero, si puede ser, que no sea una cucaracha). Narra las dificultades que tiene para continuar con su vida.
  48. Escribe un relato que incluya una etopeya sobre el antagonista de la historia.
  49. Haz una historia en la que haya un árbol de Navidad al que cada día le desaparece un adorno y los dueños tratan de atrapar al culpable.
  50. Crea una historia con un worldbuilding inspirado en las culturas precolombinas.
  51. Las cenas de Nochebuena pueden ser un horror. Escribe sobre la tortura que padece ese día tu protagonista.
  52. Última semana del año. Haz un relato en el que se intercale una cuenta atrás desde diez.