domingo, 18 de mayo de 2025

La caja oscura

Nunca hubiera imaginado que me engañarían de esta manera. Desde que los conocí siempre había confiado en ellos. Eran geniales para mí. Esta mañana después del desayuno me han empezado a hablar de forma extraña, excesivamente cariñosa. No entendía muy bien lo que pasaba, pero bueno, a veces demasiado mimo tampoco molesta, ¿no?

El caso es que entre tanta carantoña han sacado una enorme caja y no se muy bien cómo, ha sido todo muy rápido, me han metido dentro. Estaba totalmente oscura. He oído como hablaban y se reían mientras me encerraban. Creo que han atado la caja con una cuerda o algo. Intentaba salir, he empujando por todos los lados de la caja, pero me ha sido imposible romperla. No se podía abrir. Cada vez estaba más asustada.


Está totalmente a oscuras. No se ve nada. Casi no puedo moverme. Voy en un coche, no sé muy bien a dónde. Tengo miedo. Me está entrando mucho sueño. A veces me cuesta respirar. Hace mucho rato que voy en esta caja. Tengo hambre, A veces mucho calor. A ratos frío. He llorado mucho. Tengo sed.

Sé que en el hogar somos muchos. Y armamos mucho follón. ¡Jajaja, hay días que nos castigan sin galletas por armar demasiado jaleo en los paseos! O por no comportarnos cómo les gusta cuando hay visitas.  Pero,  pensaba que nos querían.

Ahora entiendo. Alguno de nosotros desaparece de la mañana a la noche. No volvemos a verlos. Debe pasarles como a mí. Tengo miedo. Mucho. Esto debe ser lo que llaman secuestro. Lo he oído entre mis amigos y amigas. Nunca pensé que me pasaría a mí. ¿Qué me harán?

Un momento. Hemos parado. Se acercan. Cogen la caja. Creo que voy a vomitar. Llaman a una puerta y me dejan en el suelo. He empezado a temblar estoy aterrada. La oscuridad es cada vez mas angustiosa. Me quiere atrapar. No puedo chillar… No oigo nada. Mueven la caja. Cuanto silencio.

Todo sigue negro.  Me he debido quedar dormida. Tengo frío. Me siento mojada. Oigo voces. Pasos. Creo que están abriendo la caja… Veo la luz…

—¡Mamá, un cachorro! — Si sigue apretándome tanto me va a ahogar.


Me achucha. Me besa. Me levanta en el aire. Da vueltas. Ahora sí que he vomitado.

—¡Mamá, mira lo que ha hecho! — ¡Vaya!, «mamá» sí que es delicada. Me coge suavemente y me limpia con algo húmedo que huele muy bien y me encanta.

—Imagina que un día te meten en un caja, te encierran y te llevan a un lugar que no conoces, con gente extraña.

—¡Vaya! No había pensado en eso. A lo mejor está asustado.

—Asustada. Es una cahorrita. A la que le vamos a dar agua y comida. Le vamos a enseñar su cesto y si no te importa, la dejaremos descansar.

Me encanta «mamá». Justo lo que quería. Si esto es un

secuestro, tal vez me guste. La comida estaba buenísima, el agua fresquita. Y este cesto es de lo más acogedor. Tal vez en otro momento me apetezca conocer a esa otra personita bajita que tanto chillaba y 
me apretaba. Se ha quedado un poco triste.