miércoles, 25 de junio de 2025

VadeReto junio25

Me encanta esta gran comunidad que has formado, José Antonio. Tenemos cabida tengamos el estilo que tengamos, aunque no  tengamos estilo. 😂😂😂 
Si llegas a mi blog y no sabes de lo que hablo: te lo cuento. El blog "Acervo de Letras" nos propone cada mes un reto el VadeReto. Con unas pocas directrices, que a veces seguimos y otras veces nos la saltamos 👃👃👃podemos escribir y compartir en nuestro blog la entrada. Si avisamos a nuestro director de ceremonias, él nos traslada a su blog y participamos de la lista de historias del mes. Seguro que te vienen a visitar los demás participantes. Y tú, tienes grandes momentos para disfrutar si te lees poco a poco los relatos de la lista. Qué, ¿te animas al próximo?

"Sin la lluvia no habría arco iris " Gilbert Keith Chesterton
(Te cojo prestada esta frase de tu reto)


Raíces Compartidas

La vida no me estaba tratando bien. Esa era mi impresión a estas alturas: rondando los 60, mis hijos lejos forjando su futuro y mi pareja, su padre, mariposeando como si fuera un adolescente. Para colmo, la vida me mandaba de nuevo un tumor que yo creía superado. ¿Qué iba a hacer, enferma, en medio de tanta soledad?

La baja médica no facilitaba las cosas. ¡Los ratos malos dónde iba a estar mejor que en casa!  Pero ¿los buenos? Las paredes parecían estar cada vez más juntas.

Ese miércoles, saludando octubre, era un buen día. El sol invitaba a salir, medio abrigada, y mi espíritu rebosaba vitalidad. Hacía días que no me sentía así. Las fuerzas, sin embargo, no me acompañaban y aunque no pude arreglarme mucho me bajé al patio interior de la comunidad.

Mi comunidad, compuesta por cuatro bloques de edificios que parecen acariciar las nubles formando  un recinto cerrado por una alta reja, es como una fortaleza donde los peques de la comunidad puedan bajar a jugar sin prácticamente riesgos. En el patio central hay un tobogán, unos columpios, unas canastas de baloncesto y un pequeño recuadrado, que en tiempo fue un jardín precioso. Allí sigue inquebrantable el Aloe Vera que planté el año que me vine a vivir aquí. Recién casada y con toda la ilusión del mundo con la nueva familia que estaba iniciando.

Me senté en uno de los bancos con sombra, la quimio y el sol no se llevan nada bien(¿tú que crees?) y justo frente a mí tenía la enorme sábila en que se había convertido el pequeño cepellón que yo planté.

No puede resistirme y me acerqué. Estaba todo lleno de maleza, malas hierbas, basura… Como si se me iluminara una lucecita en el cerebro, subí a casa. Me cogí un sombrero, unos guantes, una bolsa de basura y me bajé de nuevo.  Estuve un ratito quitando hierbajos y recogiendo basura. Poco, no debía abusar.  Al terminar, sí resaltaba en medio del Jardín “la vieja planta” que llevaba años resistiendo a los elementos. Incluso habían crecido a su alrededor alguna de sus “hijas”. Sonreí.

Ya en casa, observé desde la ventana. Las pencas de la suculenta parecían erguirse hacia el cielo, como saludándome, dando las gracias por haberle permitido respirar mejor.

Y empezó esa pequeña rutina solitaria los días que mi cuerpo decía “vamos”.

 Un domingo bajé prontito. Una vecina estaba en el jardín con una pequeña azada, removiendo la tierra y quitando la maleza que iba saliendo.

—¡Hola! Te he visto estas semanas dando vida al jardín y me he animado a ayudarte.

—¡Hola! ¡Encantada! —contesté—. Hay trabajo para todos.

Y, casi sin darme cuenta, mi solitario trabajo de jardinera se convirtió en un espacio compartido con mis vecinos. Jóvenes, mayores, niños… Fueron incorporándose paulatinamente a la tarea, y en unos meses habíamos transformado ese rincón olvidado en un bonito vergel que alegraba la vista. Para primavera, el aloe principal que había quedado en el medio coronando el jardín, floreció. Como sonriéndonos por el trabajo bien hecho.

Así pude reconocer que no estaba sola. Tenía vecinos en los que confiar, a los que saludar, con los que conversar. Entre ellos había hecho amistad con personas, que como yo, necesitaban un café de vez en cuando en el bar de la esquina o una tarde de cine y palomitas…

Me vi a mi misma afrontando la vida con optimismo. Si miras el futuro con una sonrisa te devuelve muchas otras que tal vez antes no supiste ver.

 Y todo sigue su curso y no todos los días son iguales.  Pero los buenos, ahora, con verdaderamente buenos



14 comentarios:

  1. basta una iniciativa altruista que sirva de ejemplo, para motivar a los demás a unírsele y lograr que las cosas salgan adelante.

    un buen relato.

    un abrazo y que tengas un buen día.

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  2. Ese final es estupendo , la sonrisa que todo lo cura y arregla, asi debe ser.
    Un bonito texto.
    Besos.

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  3. Estoy de acuerdo contigo, afrontar la vida con optimismo es a la vez esperanzador y motivador. Sonreir alegra el alma y sana la mente.
    Un fuerte abrazo

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  4. Hola, María José.
    Un relato optimista, hermoso y lleno de esperanza.
    Solo hace falta un primer paso, unos pequeños detalles, unos ligeros mimos a nuestro entorno, para convertir unas pequeñas gotas en todo un torrente de emociones.
    Es cierto, que en estos momentos, parece que todos se encierran en su mundo, de pantallas y vivencias artificiales, pero con el ejemplo de alguien como tu protagonista, se pueden ver empujadas a emularlas y volver a compartir, en vivo, sus emociones.
    Gracias por un cuento tan emotivo y lleno de reflexiones. Necesitamos abrir los ojos y sentir.
    Gracias por compartirlo para el VadeReto. Siempre es un placer saborear tus regalos.
    Abrazo Grande.

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  5. A veces debemos ser los primeros en dar un paso para salir de la soledad y compartirla. Buen texto. Saludos!

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  6. Hola, María José, un relato muy optimista. A veces las fuerzas flaquean, como le pasa a tu protagonista, pero solo queda "arremangarse" y tirar hacia delante, no hay más. Nuestra felicidad solo depende de nosotros mismos, tengamos lo que tengamos y estemos como estemos. Tu relato enseña una gran verdad.
    Un abrazo. :)

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  7. Precioso, Mª José. Un relato muy esperanzador y con un gran mensaje. Siempre hay gotitas de alegría en todas las situaciones, incluso en las más complicadas, y tu historia lo muestra estupendamente. Muy buen aporte para el reto.

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  8. Hola María José. Me ha gustado mucho tu historia. La planta de aloe vera, que la protagonista plantó años atrás y que ha resistido el paso del tiempo, es una metáfora perfecta de su propia fortaleza y capacidad de renacer frente a la adversidad. Las "hijas" de la planta refuerzan esta idea de legado y continuidad, reflejando cómo pequeños actos pueden generar un impacto duradero.
    El relato revela la lucha interna de la protagonista, desde su sensación de aislamiento hasta su gradual apertura al mundo. La frase final, "Si miras el futuro con una sonrisa te devuelve muchas otras que tal vez antes no supiste ver", resume con delicadeza la transición de la soledad a la comunidad.
    La historia encuentra belleza en lo simple —limpiar un jardín, compartir una tarea, tomar un café— y demuestra cómo los actos pequeños pueden tener un impacto profundo.
    Es una narración íntima y cercana, como si la protagonista estuviera contándonos su historia en una conversación personal. El uso de detalles sensoriales, como el sol de octubre, las pencas del aloe vera o el jardín descuidado, crea una atmósfera vívida que te envuelve.
    Felicidades.

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  9. Una inyección de optimismo que revitaliza la esperanza de mejores futuros.
    Tendemos a etiquetar casi todo en negativo -motivos no faltan- pero estoy seguro de que en algunos corazones brilla la bondad... otra cosa es que sean difíciles de encontrar.

    Te felicito por el magnífico relato.

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  10. La verdad es que muchas veces presuponemos cosas negativas que al final nos sorprenden de la manera más gratificante posible, como a tu protagonista. Saludos

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  11. ¡Hola, María José!

    Qué bonita iniciativa suena VadeReto, este tipo de retos de escritura siempre me resultan geniales y me hacen extrañar escribir historias. Ya estaré chismoseando sus consignas.

    Acerca del relato que compartes, ha sido una lectura muy bonita y encantadora, no he podido evitar sonreír a medida que avanzaba hasta el final, que me ha encantado. Me ha gustado tu protagonista y el mensaje que transmite su historia. Ha sido enternecedor leer cómo, a pesar de su salud, decide hacer un pequeño cambio que, como una ola, impacta y atrapa a las personas de su alrededor para convertir un pequeño espacio abandonado en un rincón lleno de vida, esperanza y alegría. Siento que me ha venido perfecto tu relato, pues me he sentido un poco identificada por momentos.

    Gracias por compartir tan lindo relato y por haber visitado mi blog. Ha sido un gusto poder conocer tu blog también.

    Que tengas un bonito fin de semana. Saludos.

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  12. Hola Mª José, vengo a saludarte y agradecerte tu visita a mi segundo blog. También por quedarte. Actualmente tenemos en casa a la "tropilla" de nietos, Tengo que volver para leer con toda mi atención tu labor, por lo que ya me iré haciendo a la idea, poco a poco, con los críos, no se puede planificar.
    Te envío un abrazo, hasta pronto.

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