Yo, por
un lado tengo curiosidad por saber qué ha sido de algunos y algunas. Los
jefecillos y jefecillas. Los que dirigían la “manada”. Así es como acababas
comportándote, si no querías que te hundieran en la miseria. Si no formabas
parte del “rebaño”, te esperaba el olvido más cruel, o todo lo contrario, ser
protagonista de todas las bromas y burlas que se les ocurrieran.
Por
otro lado, creo que, en la vida me podré permitir venir a este destino paradisíaco,
y aunque me lo pudiera permitir, yo sola no creo que viniera. Sí, sigo sola.
Tanto como lo estuve en la escuela.
Ya
estoy en el avión. Todos gritan saludándose. Como era de esperar, a mí, ni me
han visto entrar. Estoy empezando a agobiarme. Tengo claustrofobia. Me he
tomado las pastillas que me aconsejó la psicóloga, y a ver si me siento y
empiezo con la relajación… ¡¡Dónde me siento!!!
¡¡¡Ayuda, me ahogo!!!
—Aquí
tienes sitio. —No recuerdo quién es—. Si quieres, claro.
—¡Claro
que quiero! —Le sonrío al sentarme—. Estoy al borde de un ataque de nervios.
—Ya somos dos. —Se agarra a una pequeña mochila como si le fuera la vida en ello—.
—Soy María, ¿me recuerdas? —Se relaja un poco, eso parece al menos.
— La verdad es que no. —Parece pedir perdón con los ojos —. Yo soy Félix.
— ¡¡Félix!! —Noto que se me suben los colores. Lo enamorada que estuve de él.
— Sí, he cambiado mucho. Ya no soy aquel niño gordito del que era fácil burlarse.
Nos ponemos a hablar de los tiempos de la escuela, no recuerda que yo estaba allí. Yo sí recuerdo los escarnios que él sufría y lo invisible que yo era, hasta para él
— ¿Recuerdas las cartas de “Amapola Negra”? —Frunce el ceño contrariado.
— ¿Cómo sabes eso? —Se ha puesto nervioso, casi me da miedo—. Nunca se lo dije a nadie. Ni a mis padres.
— Era yo. Todos los martes. Para tu cumpleaños y en días señalados.
— Esas cartas… eran los único bonito del colegio, incluso lo único bueno de muchos días. Aún las guardo. —Su cara se enternece.
— Estuve locamente enamorada de ti, varios años. Pero nunca acudiste a mis citas. —Me mira sonriendo tímidamente.
— La verdad es que, me daba vergüenza.
—Y a mí. Si hubieras venido, no sé qué hubiera hecho. Te esperaba escondida.
Nos miramos y nos echamos a reír. Vaya par de tontos. Colorados hasta las orejas por un sentimiento de la niñez. Me empieza a entrar el sueño. Las pastillas hacen su efecto. Anda, no me he acordado de mi claustrofobia. Me he relajado hablando. Le comento que voy a dormirme...
Alguien me despierta…
—¿Qué pasa, Félix? —digo despertándome sobresaltada.
Está alterado, pálido. Me zarandea hasta espabilarme. He debido dormir varias horas. Aun quedan otras tantas para llegar a las islas.
— He cometido el mayor error de mi vida. Y ahora…—Todos deben oírle, lo dice gritando.
— Bueno, tranquilo. Todo puede solucionarse.
— ¡NO LO ENTIENDES! —dice levantando aún más el volumen de su voz. Todo el avión se queda de pronto en silencio—. ¡¡TODOS VAMOS A MORIR!! Esto —dice alzando la pequeña mochila que lleva abrazando todo el viaje—, es una bomba, que explotará en menos de dos horas.
Se mueve despacio. Nadie hace el menor movimiento. Creo que se oye un “clic”; desde cabina nos están oyendo. Los auxiliares de vuelo han desaparecido.
— En cuanto me enteré de este viaje. No pensé en otra cosa. Por fin me vengaría de todas las lágrimas que me hicisteis derramar. Soy Félix. Imposible reconocerme. He cambiado mucho físicamente. Bueno, lo importante es que aquí llevo una bomba activada para explotar y si no se para el temporizador… explotará.
¡Guau!. Vamos a morir. El
silencio se puede cortar. Su mirada va de una lado a otro, estamos todos aterrados.
Alguien delante de mí levanta, tímidamente, la mano.
— Yo creo que, sí tú quieres, claro, puedo intentar desactivarla.
—¡Cómo no! Manu, el más guapo y listo de clase. —El sarcasmo puede masticarse.
—Mira, acepto mi culpa. Te hice la vida imposible. Pero todos vamos a morir, tú también.
— ¡¡Llevo años pensando en esto!! Mi vida me importa tres.
Mientras Manu, se va acercando
a Félix. Se van oyendo voces tímidas que intentan limar la situación.
—¡He visto tu último anuncio!
—¡Estuve en tú monólogo del
parque de atracciones!
—¡Has conseguido el éxito, tío!
Él se sorprende, se lo veo en
la cara, de que haya quien conozca su
trayectoria; pero no deja que Manu se le acerque. Hasta que Lucía se levanta y
dice la palabra mágica:
—¡Perdóname, Félix! Nunca
pensé que te doliera hasta este extremo.
En ese momento uno a uno todos
va levantándose y pidiendo perdón. Félix deja la mochila en el suelo y Manu,
que es bombero, se acerca sigiloso a abrirla. Una vez la cremallera desabrochada, explota en una
carcajada a la vez que se echa a llorar. Enormes lágrimas recorren su mejilla.
Ríe y llora. Llora y ríe.
—¡No jodas, Félix! Esto es una
bomba de juguete.
Se sienta de nuevo a mi lado. Solemne. Inpertérrito. Su semblante se ha relajado de repente. De la cabina salen los auxiliares. Se oye de nuevo un "clic". El vuelo continúa. Tenso.
Todo lo tenía medido. Preparado. Su mejor actuación. Una broma macabra que seguramente nunca olvidaremos.
del blog "Acervo de Letras".
¿Conoces el blog? Pues si te gusta escribir, cada mes nos plantea sugerencias
para un nuevo relato.
¿Te animas?
Bravo, me ha encantado un buen susto se llevaron en el cuerpo y se lo merecían. Hacer a una persona de menos por el físico es una barbaridad además si nos damos cuenta es algo que se puede cambiar. La idiotez, estupidez y maldad es ya otra cosa. Te felicito me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
ResponderEliminarMaravilloso, Jose.
Este aplauso tiene varias razones.
Por el relato en sí, me ha encantado. No desmerece, en absoluto, a los que suelo leer, de autores consagrados, todas las noches y en mis largos desesperos en las salas de espera. Bien narrado, muy buena ambientación, genial ritmo y uso de la tensión narrativa, y un final 🥰, de los míos, de los que me hacen sacar una grandísima sonrisa por lo impactante, por lo original, por lo inesperado... Como se decía hace unos años "Chapó", me quito el sombrero. 🎩
Por otro lado, has removido recuerdos que están muy clavados en mi interior. Yo también fui uno de esos niños menospreciados, silenciados y humillados. Me he sentido muy Felix con Feliz. 😜
Porque has cogido el reto y le has hecho encaje de bolillos. Pensaba que habías usado el tópico de terror en el aire, terrorismo y demás, pero, ¡No! Le has pegao a la idea tres vueltas, cuatro escorzos y un triple salto mortal. 👍🏼🤗
Y... por penúltima (que decir última dicen que es mala suerte 😅), porque me has dado una idea de relato (o lo que salga) sobre una reunión de alumnos muy... especial. Con la misma idea de Félix, sin avión, y con un final... mucho más "sangriento" (o no). 😂
Felicicicidades y muchísimas gracias por este grandíiiisimo regalo para el VadeReto.
Un abrashazo.
Muy tenso. Bonito texto❤
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado. Saludos.
EliminarSiempre los aviones sirven para una buena historia 😉
ResponderEliminarUn beso desde Plegarias en la Noche
La verdad que sí. Gracias por tu visita.
EliminarSaludos
Hola, JL. Un relato con giros continuos que mantienen el ritmo sin parar y donde la venganza, como es debido, se ha servido bien fría. La mezcla de géneros para mí ha sido en su justa medida quedando un relato muy ameno por ello, al igual que una ensalada bien aliñada. Tienes los VadeRetos bien pillados con el teclado, así que hasta el próximo. 🥂🖐🏼
ResponderEliminarGracias por tu comentario constructivo. La verdad que había empezado mal el año, y esto me mantiene animada. El hecho de pensar el relato, darle un giro y leer el de los demás participantes me mantiene activa. DEspués, al recibir los comentarios me retroalimento.
EliminarSaludos
Pensaba que explotaría la bomba! Muy bien resuelto, los que le hicieron bullyng en el colegio se llevaron su merecido! Me ha gustado mucho
ResponderEliminarme has hecho sonreír. bien dicen que el que ríe al último, ríe mejor; aunque en este caso se haya tardado veinticinco años en hacerlo.
ResponderEliminarsaludos.
¡Que maravilla de relato! Me ha fascinado y mantenido en tensión todo el rato.
ResponderEliminarMe ha parecido fantástico y cuan en sintonía me siento con Felix.
Que duros son aquellos años en el instituto.
Un saludo
¡Hola, Jose!
ResponderEliminarLas historias que tienen que ver con aviones siempre me fascinan. He disfrutado de tu relato, una historia genial ;)
Excelente, como siempre. Gracias por compartirlo con nosotros.
Un beso.
Hola Jose, que buena historia nos has contado, tan real y actual, quien no sufrio en alguna etapa de nuestra niñez o adolescencia las burlas de nuestros compañeros, y si no tenes una buena contencion en tu entorno, superarlo es muy dificil como le paso a Felix.
ResponderEliminarMe acorde de esta cancion que es como un himno contra la discriminación y el bulling. Es una bellisima cancion!!
https://www.youtube.com/watch?v=Dwqecjb6m6M&t=140s
Te mando un gran abrazo!!
Muchos como el personaje aun a este tiempo han vivido resentido y con razón , si es un dolor muy grande para aquellos que son burlados. Ofrece una oportunidad a los demás de todas maneras, pese a la terapia de shock ...
ResponderEliminarInteresante relato y bien resuelto.
Hola, Jose. Devuelvo la visita que hiciste a mi blog hace mucho, mucho tiempo. Muy buen cuento. ¿Has visto "Relatos Salvajes"? Comienza con una escena parecida. Pero sin el maravilloso giro final. Me ha encantado.
ResponderEliminarHola Jose.
ResponderEliminar¡Menuda tensión se mastica en todo el relato!
Una cosita, no es TEMPORALIZADOR, sino TEMPORIZADOR.
Gracias por la corrección. Tienes toda la razón. Procedo a corregirlo. Me alegro que te haya gustado el relato. Saludos
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