¡La de tardes que pasamos, ya en mi adolescencia, jugando al "Monopoly"! A ella le encantaba ser la banca e iba haciendo ofertas y contraofertas para animarnos a comprar y hacer imposible en tránsito por las calles. ¡Qué trampas hacíamos! ¡Qué risas nos echábamos! Las partidas eran interminables...
Por fin hemos pasado el umbral de la puerta. Entre besos y abrazos todavía estábamos en la entrada. Me ha parecido ver luz en la mirilla de la vecina de enfrente. ¡Qué follón hemos montado! ¡Mira, llega la que faltaba!
Se acercan a saludarme mis dos luceros. Hacía casi un mes que no los veía y pensaba que no venían este año, Lo entendería mal.
Nos vamos sentando, rodeando la mesa repleta de comida y bebida. Entre conversaciones vanales empezamos a comer. Miro de reojo y veo que los primos y primas han hecho peña, como siempre y nos dejan al resto cargar solos con nuestra adultez. Inesperadamente, llaman a la puerta insistentemente. Mi hermano se levanta a abrir y se encuentra una caja en la puerta, todos estamos un poco alterados por el timbrazo y el extraño paquete.
Entre dos entran la caja que pesa lo suyo. Todos se asombran, nadie sabe nada. De alguien será, ¿no? Nos arremolinamos a su alrededor.
Mi hernana mayor, que le encanta ser la protagonista de todo, corta el lazo y abre un poco las solapas de la caja, Coge un sobre que lleva pegado en el revés. Saca una nota de dentro y se pone a leer:
"Que todo lo bueno
os siga
os encuentre
y se quede con vosotros.
(Y lo demás que pase de largo)" (*)
—¡Qué guay! —La que faltaba. A esta sobrina mía todo le parece asombroso—. Sigue tía, por detrás parece que pone algo...
—"Dentro de la caja hay un regalo para cada uno. Entre todos debéis adivinar para quién es cada uno. Los elegí hace tiempo, entre risas y bromas os he ido sosacando y este es el resultado. Sé que os van a encantar. Deseo que os gusten aunque yo no esté para veros las caras. Mamá"
—¡Qué fuerte todo! —exclama de nuevo mi sobrima—. ¡La yaya es grande!
—La yaya ya no está —alcanzo a decir con un hilo de voz—.Esta broma no tiene gracia.
—Bueno —Mi cuñada rompe el hielo y nos organiza a todos—, vamos a sentarnos a cenar y a la hora del postre la abrimos del todo y vemos qué tiene. ¿Os parece?
Colocan la caja encima de una silla donde todos podemos verla.
Durante toda la cena la caja preside la mesa y la mayoría de las conversaciones. Especulamos qué habrá dentro, quién habrá sido, qué oscuros deseos podríamos haberle contado a mi madre... La verdad, que pasamos un rato muy bueno, una agradable cena de navidad, sin malas caras ni enfados como otras veces. Grandes y pequeños, jóvenes y no tan jóvenes disfrutamos de la magia que parece envolver a la caja. Entre todos recogemos la mesa. Hay quien prepara el postre, mientras en la cocina se recogen platos, cubiertos y demás avalorios de la cena. Ya todos sentados de nuevo se abre la caja. Por turnos nos levantamos y vamos cogiendo cada uno un regalo. Todos bien envueltos, con su sobrecito pegado...
No puedo explicar con palabras todo lo que se ha vivido en esta sala. Detalle a detalle, con los regalos, nos ha llegado a todos al corazón. A Zoe, que acaba de cumplir los dieciocho años, le ha regalado un tatuaje "si, sus padres lo permiten". A Curro, el benjamin de la familia, el billete para la feria "Manga" de Barcelona (su padre le prometió dejarle ir cuando tuviera dieciséis años). A mi hermano ese coche de scalectrix que tan difícil de conseguir, para su colección...
A nadie se le ha olvidado en qué conversación lo habó con ella, cómo surgió, cómo quedó pendiente... No hace falta decir que han rodado lágrimas...
Aún se me pone la carne de gallina al pensarlo. Ha sido como si estuviera presente, entre nosotros de nuevo. ¿Pudo realmente dejarnos esta sorpresa preparada para cuando ella faltara?
No sé. Pero esa caja ha conseguido devolverle un poquito de ilusión a la navidad de este año.
💋💙💙💙💙💙💙💙💙💙💋
Misión cumplida. Sabía que iba a dejar a todos sin palabras. Pero ha merecido la pena. Entre risas y llantos, bromas y sentimientos hemos conseguido que esta noche todos hayamos disfrutado de estar juntos.
He de reconocer que he hecho algo de trampa. Cuando fuimos a recoger y ordenar la habitación de mi abuela en la residencia, entre todos papeles me encontré un pequeño cuaderno. Era un pequeño diario, de los últimos meses, donde apuntaba lo que hablaba con nosotros. De ahí he sacado las ideas para los regalos. La navidad que viene les regalaré a cada uno una copia. Hasta ese día espereo que la ilusión que he visto en las caras de la familia nos haga reunirnos un poquito más. ¡Hace tiempo que no veía en mi madre esa expresión! Sólo por eso, ha merecido la pena.
❤❤ Relato participante del VadeReto de enero 2023❤❤
Precioso, Jose.
ResponderEliminarEn este caso, la caja es solo un instrumento de unión, de recuerdos, de ilusión.
Como he dicho en algún otro comentario, nuestros abuelos y padres eran los ejes alrededor de los que fluía la familia. Al faltar estos, todos los miembros se dispersan e, incluso, en algunos casos, huyen desavenidos.
Excelentemente narrado, al ser contado en primera persona, el relato genera complicidad con la protagonista. Nos invita a unirnos a la fiesta y comprender esa necesidad de la unión familiar.
No sabemos si esta atmósfera durará todo el año, pero la idea es genial. La yaya, hasta en espíritu, logró esa unión.
Enhorabuena. Un cuento muy emotivo.
Un Abrazo.
Una maravilla de texto con una emotividad y una gran carga de valores impresionante, cuando un solo miembro de la familia se empeña en reunir a toda la familia en las fechas de Navidades su empeño puede con cualquier obstáculo.
ResponderEliminarTe felicito y mi aplauso por esta gran entrada.
Un besazo con todo cariño.
Such a beautiful post! All the best to a great new year, too!
ResponderEliminarHola José, un relato muy emotivo, muy familiar, lleno de amor. Me ha gustado mucho y desde que empecé a leerlo ya no pude parar. Gracias por separar las partes para no confundir, así ha quedado muy claro quién es el que habla o piensa. Imagino que esta familia tuvo un gran año y que la siguiente Navidad la pasaron igual de genial. PD: Un excelente uso del elemento "caja". Enhorabuena....
ResponderEliminarUna historia entrañable y preciosa. Las historias tan bellas, de final feliz, son mágicas, y además mucho más difíciles de crear que las tristes, aunque parezca lo contrario. Me dejaste una dulce sonrisa. Muy bien narrado y trasmitido esos sentimientos tan cálidos de un hogar unido gracias a una persona (o dos).
ResponderEliminarAbrazo grande :)
Hola Jose! Feliz Año Nuevo!
ResponderEliminarMe encanto el relato, me identifique en varios pasajes con el. Y esa caja traia mucho mas que regalos, traia el amor de Madre y el aroma del Hogar.
Una emocionante narracion, ideal para la epoca que acaba de terminar.
Te mando muchos besos y abrazos y que seas muy feliz!
ha sido un texto muy agradable de leer que me ha hecho pensar en que las reuniones familiares por navidad pueden ser algo difíciles y un poco tensas para algunas familias. la figura del regalo llegó a ser un elemento de sorpresa y finalmente de unión para todos ellos.
ResponderEliminarun abrazo.
Precioso relato, adecuado para una navidad inolvidable.
ResponderEliminarSaludos
Vaya! Qué buena historia! Me ha encantado leerte. Un abrazo!
ResponderEliminarLograste que recordara mis Navidades con mis padres. Nos reuníamos con mi hermano, sus hijos, su esposa, mis hijos. Mi madre era el alma de la casa. Preparaba deliciosos platos y todo era felicidad. Cuando ella falleció todo comenzó a cambiar, después mi padre. La vida tiene sorpresas dolorosas...Hiciste bien con la sorpresa de la caja porque el espíritu navideño siempre debe permanecer. La vida en sí misma es el mejor regalo.
ResponderEliminarMe gustó tu relato y, agradezco tu visita que me ha traído a tu espacio.
Besos Jose
¡Ha sido un relato hermosísimo, Jose! La idea de hacer partícipe en la cena de Navidad, a una persona amada y compartir alrededor de ella, ese ambiente mágico de suspenso, recuerdos, complicidad, quitando importancia a los detalles que no deberían tenerla y dándosela a los sentimientos genuinos, me ha hecho sentirme parte de la familia.
ResponderEliminarHas logrado que la caja fuera el centro de atención, pero mucho más esa presencia de la madre que ha presidido la cena, las conversaciones, la unión y el buen ambiente. ¡Genial!
Me ha encantado y te felicito por la idea.
Un abrazo, Jose.
Hola!
ResponderEliminarQue Bonito relato 🤩
Siento que hoy en día, a muchas generaciones les pasa esto, que ya no disfrutan de la navidad como antes, y hace falta esa chispa nuevamente.
Un beso!