sábado, 18 de enero de 2020

Lo que de verdad importa

Era la ilusión de toda mi vida y no podía dejarla pasar. Por lo que siempre había luchado y trabajado y ahora podía perderlo todo por esa dichosa fobia. Deseaba que viviéramos juntos en el campo, ahí estaba la casa rural. El sitio era de película y de no ser por su miedo a las arañas, un miedo desmedido y paralizante, el lugar idóneo para concentrarse, relajarse y escribir sus libros. Había encontrado una casa de ensueño, sabía que le gustaría, sobre todo esa pequeña habitación abuhardillada llena de luz y color que había arreglado para que instalara su estudio.

En un mes, te doy la seguridad, con este método habrá superado su fobia.
㇐Ángel, no va a querer venir, siempre se ha negado a las terapias. Menos, si le hablo de hipnosis.
Tú consigue que venga y en tres meses estáis en el campo viviendo felices.

Reconozco que todo fue relativamente fácil, tal vez poco ortodoxo, pero muy sencillo. Busqué situaciones en la que su problema nos impidiera hacer una “escapada” juntos o pasar un buen rato y le hacía sentir culpable (pobrecito de mí lo que tenía que aguantar). Hasta entonces había suavizado las situaciones, ahora las provocaba y exageraba. Las peleas eran constantes y el ambiente en casa agobiante. Fue ella la que me pidió ir a terapia para salvar nuestro matrimonio, objetivo conseguido.  Todo lo demás lo hizo la hipnosis.

―Estás muy callada desde que hemos salido de casa.
―Me siento extraña. Te lo he dicho muchas veces. ¡Cómo puede ser que no recuerde nada: ni el accidente, ni el hospital, ¡la recuperación…!
―Ángel dice que es normal en estos casos, confía en él.
―Confiar… hay algo en él que no me cuadra. ―La miro de reojo, ella me mira como pidiéndome una explicación―. Hay como un paréntesis en mi vida. No recuerdo nada entre el momento que se supone tuve el accidente y ayer al despertarme en nuestra cama.
―El campo te va a sentar bien. ¡Te encantará la casita que hemos comprado! Tu estudio es una maravilla.
―Ya, esa es otra cosa que me chirría… de repente nos mudamos…
―Sabes de sobra que no es "de repente", te enseñé los contratos, es algo que llevo entre manos todo el año. ―No es fácil responder con tantas mentiras, pero…
―Dame tiempo, espero que con los días y la vuelta a la normalidad me tranquilice. ―Le sonrío cariñosamente. Lo he hecho todo por los dos, aunque a veces hasta dudo de haber hecho lo correcto, de haber sido demasiado egoísta.

Llegamos a nuestro destino y su cara lo dice todo. Sus ojos recorren el paisaje que nos envuelve y veo que se enamora del lugar nada más verlo. Entramos primero en la casa rural para que sepan que ya estamos aquí y que mañana ya me incorporo al trabajo y después vamos a nuestra casa.
Una pequeña casita de campo de una planta, con buhardilla. Amueblada rústicamente. Eso a ella le encanta.
―Parece que realmente la haya amueblado yo, está todo a mi gusto. Ni más ni menos, justo lo necesario.
―Tú minimalismo que no falte. ―Había buscado decorar la casa justo con lo que sabía que a ella le gustaba. Nos conocíamos los dos de sobras.

Había sido para mí un año duro, llevando en secreto este proyecto y buscando la forma de que fuera bueno para los dos. Allí en ese ambiente tan ideal nada iba a distraerla para acabar ese cuento que tanto le estaba costando. Su primer proyecto como escritora e ilustradora. Después de varias novelas juveniles de gran éxito, se había tomado un tiempo para desarrollar este proyecto, para el público infantil, que rondaba por su cabeza desde que la conocía. Con la tranquilidad económica que le daban sus anteriores libros este iba a ser su capricho, y casi casi lo tenía pactado con su editorial. Subimos a su lugar de trabajo.
― ¡Por favor, qué maravilla! ¡Cómo he podido olvidar esto! ―Fundida conmigo en un tierno abrazo, me hace sentir un poco culpable. Como si la estuviera traicionando. 

Este día me reafirma que yo tenía razón. Hemos pasado la jornada deshaciendo cajas y ordenando ropa. La he visto encantada con la casa. Se ha dejado para mañana las cajas de sus cosas preparadas en el estudio. Dice que eso quiere hacerlo sin ayuda. Es su lugar de trabajo, su templo, y quiere estar sola y tranquila para hacerlo. Nos hemos ido a dar un paseo antes de anochecer. Estábamos agotados después de todo el día de caja en caja. Una cena tranquila viendo la tele y para colofón, nuestro momento de intimidad. ¡Qué bien nos compenetramos!
Por la mañana nos levantamos los dos eufóricos, le digo que se acerque a la hora de la comida, yo andaré liado, ella así no cocina y tal vez podamos comer juntos algo rápido.
Pero no acude, la llamo pasada la hora que la esperaba, pero no contesta. No puedo acercarme a casa tengo aquí a los proveedores.
Por la tarde me acerco, intranquilo, ni siquiera me ha devuelto las llamadas.
Me la encuentro dormida en el sofá. Arremolinada, hecha un ovillo. Lleva un cuaderno entre las manos.
― ¡Hola!, no te esperaba tan pronto. ―Al desperezarse deja caer el cuaderno, lo recojo. Vaya, es su último diario… creía haberlos tirados todos…
―No has venido a comer, te he llamado varias veces y no contestabas, ¡estaba preocupado!
―he encontrado este cuaderno, parece un diario, me ha llamado la atención. Tal vez sean apuntes para una novela. Me he quedado dormida leyéndolo.

No sé muy bien qué decir. No sé que pone en ese cuaderno. Eso puede llevar al traste todo el plan. Ángel me advirtió que tuviera cuidado. Creía haber borrado todas las pistas que llevaran a su miedo a las arañas.
―Anda, vamos a tomar algo. Hemos preparado una cena  "de tapeo", te gustará.
―La verdad es que tengo hambre. Y mi teléfono, ¿dónde estará?
―Pues habrá que buscarlo. ―Creo recordar que se lo cogí yo durante la hipnosis para borrar teléfonos y wasaps…
― ¿Sabes? En ese diario la persona que escribe tiene verdadero miedo a las arañas, ¡pero no sabes cuánto! Aquí nunca podría vivir, esos bichitos están por todos lados.

Sonríe pasándome la mano por detrás, mientras nos dirigimos a la casa rural. Así enlazados por la cintura, pienso que este pequeño descuido podría haberlo estropeado todo. A todo me refiero a nosotros dos. Por primera vez me doy cuenta de lo que de verdad he arriesgado. Nosotros.


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 52 retos literup 2020
Reto #3. La aracnofobia es un miedo muy común. Haz que tu protagonista la padezca.

5 comentarios:

  1. ¡Hola Jose!
    Se trata de una gran historia de intriga y cierto suspense, que has sabido estructurar en su mayor parte. Sin embargo debido a su complejidad, el inicio no está del todo claro y coherente, ya que en todo momento el narrador en primera persona y al mismo tiempo el protagonista de la historia, no expresa suficientemente claro, lo que intenta transmitir con esa idea al lector, por lo que te animo a introducir ciertas aclaraciones en esa parte inicial, donde parece ser que se trata de toda una elucubración mental de su protagonista.
    Como ejemplo te anoto lo que escribiría al respecto:
    Era la ilusión de toda mi vida y no podía dejarla pasar. Por lo que siempre había luchado y trabajado y ahora podía perderlo todo por esa dichosa fobia. Mi deseo (pensamiento, etc.) era que viviésemos juntos en el campo, ahí estaba la casa rural. El sitio era de película y de no ser por su miedo a las arañas, un miedo desmedido y paralizante, el lugar idóneo para concentrarse, relajarse y escribir sus libros. Nuestra casa sería de ensueño, sabía que le gustaría, sobre todo esa pequeña habitación abuhardillada llena de luz y color que había arreglado para que instalara su estudio.

    De todas formas es una sugerencia y como autor tú decides lo que mejor te parezca ¿vale?. Disculpa que me haya tomado esta licencia, pero creo que la calidad de tu texto lo merece.
    Te agradezco muchísimo que hayas pasado a darte otra vuelta por mi blog y me hayas dejado un comentario tan amable.
    Saludos y feliz semana.

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  2. ¡Hola Estrella! Me encanta que hayas pasado por mi blog y te hayas detenido a leer la historia y darme indicaciones de mejora. Hace mucho que no escribo y para nada me molesta que me corrijan. Imagino que cuando coja más confianza, me atreveré a ser yo quien vea errores y sugiera cómo mejorarlos.
    Como ves, he intentado cambiar el párrafo que me has indicado. Es verdad que vivir en el campo es más un deseo de él que una obligación y la casa aún no es de ellos, forma parte de ese sueño personal. No he elegido tus palabras exactamente pero creo que he entendido tu idea, ¿Lo crees así? Muchas gracias por tu visita y tu ayuda para mejorar.
    Un saludo.

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    1. Por aquí de velta, efectivamente también me has captado la idea al vuelo y me gusta tu corrección, ya que yo únicamente te tracé el "camino" ja, ja, ja...

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  3. ¡Hola Jose!
    Con muchas ganas me he pasado por aquí para leerte. Al igual que Estrella, me parece que hay ciertas partes que no quedan del todo claras, pero creo que eso le da el propio encanto que el relato me ha transmitido... con ese misterio sobre las intenciones del protagonista que al final parecen quedar un poco a la interpretación del lector, ¿lo hace por él? ¿Lo hace por ella? ¿Lo hace por los dos? ¿Es algo hecho a buena fe o esconde algo más oscuro detrás? Creo que todas estas preguntas que tu relato genera lo hacen muy interesante.

    Por otra parte, creo que es una idea muy buena y que se podría explotar mucho más allá, a pesar de que como relato está ya bastante bien.

    Sigue así, tengo muchas ganas de seguir leyendo más cosas tuyas. ¡Un saludo!

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  4. Gracias por tu comentario. ¡Nos leemos!

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