sábado, 25 de enero de 2020

Una llamada inesperada

Llevaba días recibiendo llamadas desde un número desconocido, siempre el mismo, varias veces al día, día tras día. En otras ocasiones había bloqueado esos números.
 «¡Odio coger llamadas de números desconocidos! Odio que me envuelva el comercial con sus artes aprendidas en un mini-curso, yo también lo he hecho (el curso y el trabajo). Por eso lo odio tanto». Pero no sé por qué ese domingo por la mañana, respondí.
—¿Diga?
—¡Hola!, soy Shaoran, busco a... —No le dejé acabar.
—¡Shaoran! —La emoción nos envolvió a los dos y las lágrimas se nos escaparon a la vez que una risa tonta, que era más un llanto nostálgico que una risa.
¡Mi gran amigo Shaoran! Nos conocimos en la facultad. Los dos estudiamos lenguas modernas; además yo estudiaba chino por mi cuenta y practicaba con él, a cambio le ayudaba con el inglés, ya que para mí era como una segunda lengua materna.
Hicimos una gran amistad. Cuando tuve problemas para seguir con la carrera, por motivos económicos, sus padres me ofrecieron techo gratis. (Bueno, gratis, gratis jeje...  era uno más de la familia así que en la tienda era, también, uno más para ayudar). Yo me sentí siempre como uno más de la familia. Cuando más lo necesité. Siempre estuvo.

—Mi abuela está muy enferma, tal vez sea este su último año nuevo. Pero no queremos irnos a China a celebrarlo. Si falleciera allí, tendríamos que volver sin ella. Aquí está mi abuelo enterrado y el resto de la familia, queremos poder seguir honrándoles.
—¡Siento lo de tu abuela! pasé muchas horas a su lado hasta conseguir el acento adecuado. —Soltamos los dos una gran carcajada.

 Mi chino mejoró mucho con su abuela, ¡qué remedio! O pronunciaba bien o no me dejaba levantar hasta estar satisfecha del todo.

— Nos hemos despistado con las fechas y ya está todo cogido en las grandes capitales de España, donde celebran con grandes fiestas el año nuevo chino. Necesitamos un sitio donde albergar a todos los que vamos a reunirnos, casi 30. Queremos una fiesta por todo lo alto. Me acordé de tu casa del pueblo...
—Miedo me da esa cara, creo que tienes pensado algo realmente grande. —Asintió con la cabeza. 

Por dinero no había problema. Trabajaban mucho, pero ganaban bien. Y gastaban lo justo. Shaoran, después de una larga temporada en China, tras acabar la carrera, momento en el que perdimos el contacto más que nada por dejadez mutua, volvió y se encargó del negocio familiar completándolo con una tienda online internacional, gracias a sus conocimientos de informática y a los idiomas, unos estudiados en la carrera y otros, como yo, en la escuela de idiomas. Su web funcionaba de maravilla y le daba un buen margen de beneficios.
Yo por mi parte, me había ido a vivir al pueblo de mi abuelo y trabajaba desde casa como traductor para varias editoriales y empresas. Lo completaba con traducciones simultáneas en congresos, ferias y viajes de negocios para los que me solicitaban habitualmente. Había aprendido mucho de este mundillo, en unas prácticas de verano, de mi jefa de recursos humanos. (Aún mantenemos el contacto. Sigue recomendándome y proponiéndome algún que otro trabajo).
En el pueblo se estaba de maravilla. Mi abuelo había heredado una especie de palacio de una condesa, antepasada suya, que perdió toda su fortuna, con el juego, excepto la casa. Hacía ya muchos años había sido un hotel, e incluso hubo un proyecto para convertirla en casa rural, pero en eso se quedó, en proyecto. Parecía que nadie tenía interés en invertir en ese pueblo, dado que la mayor parte del año estaba habitado por una centena de habitantes, excepto parte del verano, que podía llegar a duplicar su población, tampoco más. 

La verdad, estaba un tanto alejado de pueblos más grandes e incluso de cualquier centro urbano. Una pequeña taberna y una tienda, donde se vendía un poco de todo, eran todos los lujos que tenía el pueblo.
Yo heredé esa casa cuando mi abuelo murió. Era un gran caserón con una enorme buhardilla, donde me había montado mi pequeño estudio para vivir y trabajar con tranquilidad. Había obrado para que la entrada y la salida fuera totalmente independientes del resto de la casa, pensando, en un futuro, volverla a abrir al público. 
Siempre he sido una persona que gusta de la soledad, taciturno. Con una gran actividad en las redes, es decir, tengo grandes amigos en diferentes partes del mundo que formamos una gran comunidad con aficiones comunes, donde compartimos juegos y largas conversaciones. Una vez al año, hacemos una quedada y el que puede acude y llenamos nuestro corazón con los abrazos y muestras de cariño que no podremos darnos hasta que volvamos a vernos en persona. El último verano la quedada la hicimos en el pueblo y no pudo estar mejor.
 Por eso para mí el pueblo es mi pequeño paraíso. No necesito rodearme de demasiada gente en mi día a día, disfruto de silencio para trabajar la mayoría del tiempo y no molesta a nadie por las noches en mis conversaciones por ordenador.

Bueno, que me voy de la historia. EL caso es que Shaoran tenía pensado un gran evento para el fin de semana del 25 de enero. Desde el 24 viernes hasta el 27 lunes. 

El alcalde convocó un pleno extraordinario para plantearle a los vecinos la petición de esta familia china. A priori se supuso buena para el pueblo y se dio el visto bueno.
Yo me encargué de todas las gestiones con el alcalde y de la publicitación del fin de semana, única exigencia del alcalde, que no se ciñera a un acto privado.
 Llegado el momento, el viernes 24 de enero acudieron al punto de la mañana algo más de quince personas: había que limpiar la casa y adornarla para recibir el año nuevo. Trajeron todo lo necesario:  ropa de cama y baño, comida, enseres para la cocina...
La decoración fue otro paso importante: brillantes faroles rojos de Año Nuevo; árboles de naranja y mandarina en grandes jardineras; adornos en papel rojo, con pareados escritos o dibujos chinos, para desear buena fortuna y prosperidad; fragantes ramitas de flor de cerezo o ciruela y los ramos de peonías para atraer la riqueza y buena suerte. Una vez la casa aderezada había que ambientar el pueblo, los vecinos del pueblo que quisieron adornaron sus casas y calles con detalles que trajeron Shaoran y su familia o hechos por ellos mismos.

 No podía faltar la tradicional feria, donde se pudieran comprar, degustar y visitar stands de artesanía y gran variedad de productos chinos. Amigos de Shaoran se encargaron de colocar en la plaza tres o cuatro, a aprecios populares. La feria se montó el viernes y el domingo por la tarde se levantaría.
El sábado acudió al pueblo gente de los alrededores durante toda la jornada. La feria abierta desde bien temprano rebosaba de gente y Manuel el tabernero no daba a vasto en la barra. Melisa, en su tienda había pensado en diferentes productos que en un día festivo pudieran apetecer, para llevarse su parte de beneficios.
 Alrededor de las ocho de la tarde tuvo lugar la ceremonia de farolillos flotantes, con participación de pequeños y mayores. Uno a uno, fueron depositando en el río un farolillo de luz con sus deseos para el Año Nuevo de la rata.  Después,la familia de mi amigo se fue a casa a preparar, entre todos, la cena con los platos más típicos, para disfrutarlos juntos. El pueblo siguió disfrutando, vecinos y visitantes, al menos durante un par de horas más, pues la feria quedó en manos de voluntarios del pueblo y Manuel preparó bocadillos y tapas para alargar un poco la velada.
La cena, en la casa, fue un verdadero éxito, todos disfrutaron de la comida, la música y la buena armonía que reinaba. Nadie se perdió la conexión a la Bienvenida del año desde China. La música se apagó más allá de la una de la madrugada.
 El domingo, a la vez que la feria volvía a abrirse al público, un gran desfile de color con los leones y dragones chinos tradicionales, acompañados de música tradicional, recorrió las calles con la participación de todo aquel que quiso participar. Jóvenes del pueblo salieron disfrazados de leones chinos y los más menudos desfilaron llevando un tradicional dragón hecho en la escuela entre todos. El pueblo entero disfrutó del bullicio y colorido de este pasacalles espec-tacular, que tardarían tiempo en olvidar.

El lunes, me levanté temprano, busqué a mi amigo, estaba frente al pequeño altar que habían improvisado en una de las habitaciones, un altar con ofrendas de alimentos e incienso, para honrar a sus difuntos.
Sonrió nada más verme y se dirigió a mí. Nos fundimos en un sincero abrazo y no necesitamos decir nada más.
La cara de felicidad de su abuela en esos tres días había merecido la pena. Para ella, ahora que su memoria a veces la abandonaba por días, esta había sido la mejor de sus fiestas de año nuevo.  
Para mí había sido el reencuentro con un gran amigo que esperaba no volver a perder nunca más. En mi cuello colgaba un pequeño colgante representando la silueta de una rata, en metal rojo y dorado. Todos los que acudieron a la feria pudieron llevarse uno como recuerdo a aquellos días que vivimos en el pueblo llenos de magia.



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52 retos literup2020:
#Reto4; Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino.

5 comentarios:

  1. Wow, pero qué preciosidad de relato. Me ha encantado y enternecido la amistad de estos de dos personajes. Tremenda fiesta se ha montado el pueblo que, con tu narración, siento haber formado parte al imaginar cada detalle. Sí que has cumplido muy genialmente este reto de Literup 2020, me ha encantado.

    Muchas gracias por pasarte por mi blog. Respondiendo también aquí tu duda, no hay fecha límite para hacer los retos de Sueños de Tinta. Por lo que puedes sumarte a hacerlos cuando prefieras.

    Que tengas una bella semana.

    ¡Saludos!

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    1. Buenos días, Gracias por tu respuesta. Me alegra que te haya gustado el relato.
      Nos leemos.

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  2. Holitas, Jose.

    Recién veo tu comentario en mi blog de que habías comentado en writer.bleiy.com y rellenado el formulario del Mapa de blogs hispanos... Pero no he recibido ninguno de estos mensajes. ¿Podría haber sido un error en la conexión de Internet? Que a veces ocasiona que no se manden los mensajes. En mi blog de escritura ya tienes un comentario aprobado, así que los nuevos comentarios deberían publicarse automáticamente (te aviso por si acaso).

    Cualquier cosa, estaré pendiente.

    Que tengas un bonito fin de semana.

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  3. Desde el punto de vista formal lo encuentro estupendo, aunque echo en falta la secuencia descriptiva, es decir, los diálogos son correctos tanto los que contienen verbos discendi como no discendi y también la parte puramente narrativa está bien construida.
    Espero que te animes a incluir en tus relatos, secuencias descriptivas que ayuden al lector a visualizar el texto y los personajes.
    Un interesante realato narrado en primera persona, donde cobra importancia la amistad, las tradiciones de la cultura china y ese personaje entrañable de la abuela.

    ¡Felicidades! Jose, me gustó la lectura.

    Un saludo.

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  4. Hola!
    No conocía ese reto, me ha parecido interesante lo que has creado. Tiene un aire de frescura y naturalidad, siento que me lo estaba contando una amiga. Ella es como yo, odiamos las llamadas de números desconocidos.

    Nos leemos,

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