domingo, 2 de febrero de 2020

Marisa, Mon amour.

(Estoy contenta con mi principio del reto. Cinco semanas, cinco relatos. Este me ha costado un poco ya que de entrada no tenía ni idea qué se me pedía. Después, me encontré perdida al ser un tema en el que no estoy nada puesta. Espero haberme ajustado al reto.) 
💙💙💙💙💙💙
¡Pedro, vamos, qué llegaremos tarde!
—¡Abuelo! ¡Qué hoy no vamos a ningún sitio! ¡Llueve a chuzos! 
Estos día en que mi abuelo solo está de cuerpo presente me gustaría no estar aquí, odio tener que seguirle la corriente. Pero necesita hablar con alguien, lleva demasiado tiempo solo en una casa llena de gente.
—¿Es que no os enseñan nada en la escuela? Con el traje gris no importa lo que haga en el exterior. Tu abuela se lo puso para irse a Megatrón. Hacía mucho frío en la Tierra y hubo que inventar esos trajes.

Mi abuelo cuenta que Marisa, su mujer, mi abuela, había tenido que irse a otro planeta para poder sobrevivir. 

Un día, sin que nadie supiera porqué,  la tierra empezó a alejarse del sol, a hacer cada vez más grande sus órbita. El planeta azul empezó a enfriarse y mucha gente enfermó. Los científicos inventaron unos trajes especiales que mantenían el cuerpo aislado y protegido del exterior, y en cuanto pudieron construir el prototipo de vehículo para viajar a Megatrón, un planeta que acababan de descubrir, mandaron a él una pequeña expedición de humanos, entre ellos mi abuela y todas aquellas personas que estaban enfermando. Por miedo a contaminar demasiado el nuevo planeta,  buscaron otro planeta habitable Sintrón, que es donde se supone que estamos nosotros. A veces se entusiasma contando lo bien que lo pasa cuando está con ella y otros días se impacienta con los preparativos porque es el momento de ir a verla. 

Si lo entiendo bien, él cree que la tierra se ha ido alejando del sol, ha salido de la vía Láctea y ahora pertenece a otra galaxia y nosotros hemos ido adaptándonos a todo esto con inventos variopintos que nos ayudan a lo imposible. Ahora ya solo los científicos viven en la Tierra, unos pocos científicos. El resto de la humanidad vive en diferentes planetas, gracias a los trajes especiales, a los prototipos para viajar y demás grandes avances de la ciencia. 

Se ha inventado todo un universo paralelo para no tener que aceptar que se fue. Que ya no está. Que no la volverá a ver.
Recuerdo que al principio, lloraba desesperado cuando estaba despierto. Y recalco "cuando estaba despierto". No recuerdo haber visto dormir a mi abuelo tanto como en los días siguientes al fallecimiento de mi abuela. Casi no comía, no bebía, no se movía. Dormía y lloraba.Un día se despertó de la siesta y todo había cambiado.
—¡Qué bien te veo abuelo!
—Pues sí. Estoy bien, no puedo quejarme. Y pronto iré a ver a Marisa. Así, que todo bien.


Ese día empezó esta historia. No sé de donde sacó toda esa fantasía que le ayudó a olvidar su desesperación y cambió toda la tristeza que le estaba ahogando por un haz de esperanza. (Esperanza que se ha llevado a mi abuelo).

Y ahora, viaja a Megatrón para reír y bailar con mi abuela y disfruta de Sintrón y sus nietos, aunque echa de menos vivir en la Tierra y su casa de siempre. Cuando nos vamos de viaje, protesta porque no le gusta cambiar tanto de planeta, los viajes interestelares le marean. ¡Demasiado velocidad! 

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52 retos literup2020:
#Reto 5 :Tu relato debe ser space opera y hablar sobre una travesía por diferentes planetas.

2 comentarios:

  1. ¡Qué intenso! Me ha tocado muy de cerca que mi padre anda un poco como el abuelo del relato. A poco rato la extraña a ríos, a otros, dice que hay que seguir viviendo y seguir adelante. Es difícil enfrentarse a una perdida de ese estilo.
    Me gustó mucho cómo lo encaraste.
    ¡Un abrazo!

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  2. Gracias, Roxana. Me encanta verte por aquí leyéndome. En breves me paso por tu "casa".
    ¡Hasta pronto!

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