Cuando lo conocí a él, su hijo, todo parecía sencillo. Nuestros planes, sueños, propósitos. Todo encajaba como un puzle y obviamos todo lo que pasaba a nuestro alrededor.
Pero mis ganas de escapar de casa no me dejaron ver su verdadera cara. Parecía inofensiva pero ¡qué equivocada estaba!
Manipulativa, egoísta, mentirosa. Madre absorbente, que consiguió cegar a su hijo, apartándole de lo que de verdad quería. Instalada en su estatus social, falso estatus social, todo lo mío le parecía insuficiente. Nunca supo ser feliz, nunca disfrutó de lo que tenía, anclada toda su vida en las pérdidas.
Aunque ahora ya no está, en ocasiones, soy incapaz de impedir que su recuerdo venga a invadir mis momentos más felices y los estropee.
Callé demasiadas veces, ahogando mi desacuerdo en un silencio de lágrimas. Y ahora, ya es tarde para reproches.
Necesito encontrar el camino para alcanzar la paz, el perdón. Perdonarla a ella pero, sobre todo, perdonarme a mí.
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Encontrar un camino adecuado es muy importante en la vida ❤
ResponderEliminarEso es lo que todos vamos buscando. Al encontrarlo, nos sentimos satisfechos.
EliminarSaludos.
es mejor dejarlo todo en el olvido y seguir adelante.
ResponderEliminarun abrazo.
Si, dejar ir, soltar, es lo mejor. Para seguir adelante.
EliminarSaludos.
El pasado solo debe estar ahí para aprender de las cosas buenas y olvidar las malas. Saludos.
ResponderEliminarPues es verdad, aprender del pasado y seguir adelante.
EliminarSaludos.
El perdon es el camino a la felicidad. Lo que no pudo ser y lo que queda despues solo tienen una solución aprender y perdonar. Un abrazo y precioso texto.
ResponderEliminarCierto, aprender y perdonar. Dejar ir.
EliminarSaludos.